Por Yolanda Gutiérrez
Unos 50 mil pesos invirtieron los pequeños hoteleros del centro en adecuar sus instalaciones a los protocolos de higiene y seguridad marcados por las autoridades sanitarias, aseveró Juan Carrillo Padilla, empresario y pionero del ramo en la ciudad, quien agregó que, pese al semáforo naranja y cumplir al cien con dichos protocolos, apenas uno o dos centros de hospedaje del primer cuadro comenzaron a operar, en virtud que para el sector no resulta redituable abrir al turismo en las condiciones actuales, con pocos visitantes y autorizados a ocupar sólo un 25% de los cuartos disponibles.
Dijo que los pequeños hoteles “ya tenemos todos los que marcan los protocolos, que son muchísimas cosas, como señales para el piso, equipo de prevención para los empleados, termómetros, una barra con acrílico para que no haya contacto entre el cliente y el colaborador, entre miles de especificaciones que vienen detalladas en un documento como de 56 páginas; incluso compramos una máquina para sanitizar después que salga el cliente de la habitación y sólo en ese aparato se invirtieron como13 mil pesos”.
Añadió que pese a estar preparados para recibir clientes, la mayoría de los hotelitos del centro no tienen contemplado abrir sus puertas aún, porque sus gastos operativos estarían muy por encima de los ingresos, considerando por un lado, que el margen permitido por la autoridad es de un 25%, poco si se considera que el promedio de empleados en un hotel pequeño es de alrededor 15 personas y, por otra parte, apenas empieza a vislumbrarse la presencia turística en el destino.
“Estamos a la espera de que valga la pena abrir para que ese 25% cuando menos lo tengamos ocupado, podamos poner en funcionamientoel hotel y seguir pagando a toda la plantilla laboral, de lo contrario tendremos una parte del personal sin trabajar, con sus percepciones de ley, pero sin la oportunidad de ganar el extra de las propinas”.
Añadió que, en su caso particular, la pandemia le tomó ya desgastado, en virtud que antes de presentarse en México, había realizado una inversión en remodelaciones y renovación de equipo como aires acondicionados y camas, pese a lo cual ha aguantado los embates.
“Los hoteleros tuvimos que invertir entre 40 y 50 mil pesos en las adecuaciones para cumplir al cien por ciento con los protocolos, poner el acrílico cuesta dinero, compramos los termómetros, las bombas para sanitización; siempre que sale un cliente se limpia perfectamente bien la habitación, pero ahora es un plus sanitizar con una máquina aspersora, además hay que estar limpiando barandales de manera continua, poner gel en todos los pasillos, un tapete de entrada con líquido especial, que es parte del protocolo,para que las bacterias o virus que pueden estar en la suela de los zapatos no contaminen, sin contar con que todos los empleados deben usar cubrebocas, las camaristas además necesitan careta y guantes y los recepcionistas lentes, pese que están separados de los clientes por el acrílico”.