Por Yolanda Gutiérrez
Desde sus inicios en el año 2009 hasta marzo del 2020, el Museo Subacuático (Musa) ha recibido más de un millón de visitantes en sus tres salones, ubicados en Manchones, muy cerca de El Garrafón, Nizuc y Punta Sam que, en conjunto, albergan bajo el mar a profundidades promedio de cuatro a diez metros 516 esculturas, dio a conocer Roberto Díaz Abraham, fundador del museo, quien agregó que desde que la Capitanía de Puerto autorizó las actividades de turismo náutico casi no hay demanda; el también ex presidente de Asociados Náuticos de Quintana Roo indicó que según investigadores del Parque Marino que visitaron el MUSA para verificar el estado de los corales que crecen en las esculturas y encontraron daños menores a causa de la tormenta tropical “Cristóbal”.
Dijo que además de las 516 esculturas colocadas en tres salones distintos, tienen listas para hundir cerca de 80 más, entre las alrededor de 40 que están en la explanada del Asta Bandera en la Zona Hotelera y otras 30 o 40 más en el Centro de Visitantes en Bonfil otras 30 o 40, pero no hay fecha para dar continuidad al proyecto del MUSA a causa de las restricciones, siendo la principal la carencia de recursos económicos.
“El otro es el tema de los permisos, que igual se reduce a dinero porque si no se hacen los estudios de seguimiento de las condicionantes del permiso, este se puede perder, pero para hacer los estudios se necesita dinero, estamos en un círculo difícil de romper”.
Díaz Abraham recordó que el MUSA tiene dos objetivos: desahogar las áreas arrecifales naturales de la carga de visitantes, lo que se consiguió en un 40% y generar vida en un lugar donde no había más que piedra y roca, proyecto que resultó en virtud que, según corroboraron investigadores de la UNAM, toda la vida que ha nacido en las esculturas es idéntica a la de las áreas coralinas y el MUSA se convirtió en un atractivo turístico que, en sus diez años de existencia, ha atraído a un promedio de cerca de un millón de visitantes.
Reveló que en el salón de Manchones, el área cercana al Garrafón donde se ubica la mega escultura Evolución Silenciosa, conformada por 450 figuras, además de otras 26 diseminadas en la zona,estaba saturada hasta antes de presentarse la pandemia y la intención es abrir otro salón para reducir la carga, pero no disponen del recurso económico para hundir las esculturas que hoy por hoy están en tierra firme.
Dijo que en el salón Nizuc hay otras 20 esculturas y en el área de Punta Sam está el tercer salón, donde en total hay nueve obras, que al paso del tiempo se llenan de coral y se convierten en refugio para la fauna marina.
Comentó que el Parque Marino no encontró ningún daño en el MUSA y detalló que hay algunas esculturas que se están hundiendo porque el suelo es muy arenoso, pero sin efectos negativos.
Para finalizar, estimó que la actividad del MUSA repuntará hasta finales de año, con las vacaciones de Navidad y reveló que, al menos a través de la página del Museo, no se ha recibido ningún visitante.