Al señalar que la carne que expenden el mercado público Alonso Felipe de Andrade (AFA) se encuentra bajo la supervisión de las autoridades sanitarias, el secretario general del Sindicato de Matarifes adherido a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Primo Salazar Góngora, informó que en esta contingencia sanitaria de COVID-19 el kilogramo de la carne de res y cerdo tuvo un ligero descenso entre uno a dos pesos.
Explicó que la carne de res se comercializa al consumidor entre 130 y 140 pesos, y la carne de cerdo entre 60 y 65 pesos el kilogramo, ya que la venta de estos productos se rige bajo la oferta y la demanda, además que al cerrarse los restaurantes y los centros turísticos en diferentes puntos del país por la contingencia sanitaria cayó la demanda de la carne de res y cerdo.
Ganaderos
Señaló que la contingencia sanitaria y las inundaciones que dejó la pasada depresión tropical “Cristóbal” en las zonas bajas del estado provocaron afectaciones en el sector ganadero, lo que les obligó a bajar el costo de los animales, pero que esto no significa que el precio quede fijo durante los meses que restan del año.
Añadió que a pesar de que bajó el precio de los cárnicos las ventas no son las mismas que antes de la pandemia porque la gente no sólo está acatando las disposiciones de quedarse en casa, sino que muchas personas se quedaron sin trabajo y por lógica no tienen para comprar; ahora que se empieza a reactivar la economía en general, con la semaforización epidemiológica de color naranja, se ve un poco de venta y no tarda que el precio de las carnes vuelvan a subir a como estaban anteriormente, porque estos productos están sujetos a le ley de la oferta y la demanda.
Se mantienen costos
Salazar Góngora manifestó que aunque el precio en el kilogramo de la carne regrese al importe normal, en el mercado la gente puede llegar a las carnicerías y pedir que dejen un mejor costo el kilo de la carne, porque en el centro de abasto aún se continúa con el regateo y la gente se puede beneficiar con este sistema de comercio.
(Texto: Fernando Kantún)