Ciudadanos de otras entidades que trabajan en la Isla del Carmen declararon a esta casa editorial que han reforzado sus medidas de protección e higiene cuando se trasladan en autobús hacia sus hogares, ya que con la creciente cifra en contagios temen enfermarse y afectar a sus familias, además, siguen un ritual higiénico antes de entrar a sus casas para no entrar “contaminados” por sus viajes.
El señor Germán Romero López indicó ser de Xalapa, Veracruz, trabaja en la ciudad, en la industria petrolera y como embarcado, por lo que viaja constantemente; hasta el momento mantiene todas sus medidas sanitarias, porta su cubrebocas, utiliza filtros, gel anti bacterial en todo momento y mantiene su distancia.
“Traigo mis botellas de desinfectantes, cuando voy en el autobús me mantengo en mi asiento, el viaje hasta allá son 14 horas y a veces debo transbordar, es algo difícil pero nunca me quito el cubrebocas y es beneficioso que ya no compartamos asientos, lo respetan las empresas de autobuses y resulta más reconfortante incluso para un mejor descanso”, detalló.
Por su parte, el trabajador Andrés Zamudio es oriundo de Mérida, Yucatán, no pasa mucho tiempo en la isla, pero siempre que va y viene por sus labores utiliza cubrebocas y se lava las manos constantemente, evita el contacto con otras personas o compañeros, con la finalidad de prevenir algún contagio.
“Además de cuidarme y de no exponerme, en cuanto llego a mi casa lo primero que hago es quitarme toda la ropa y zapatos, todo lo pongo aparte y no tengo contacto con mi familia hasta después de bañarme, este procedimiento es siempre que llego de alguna otra ciudad, cuando estoy viajando es cuando más propenso estoy”, narró Andrés Zamudio.
El habitante de Villahermosa Deivi Lázaro Córdova expuso que aunque sus viajes son cortos, al estar expuesto en los autobuses donde no circula el aire y al tener contacto con otras personas por su trabajo, en el momento que llega a su casa lo recibe una cubeta de agua con cloro para sanitizarse.
“Tengo mi balde de agua con jabón y un chorrito de cloro, me lo echo, de ahí me quito toda la ropa y me meto a bañar, ya después puedo convivir con mi familia, y cuando ando trabajando uso mi cubrebocas, mis guantes y mucho gel, esto es algo serio y sí me cuido, afortunadamente no hay mucho contacto al interior de los autobuses, no dejan que suba mucha gente y eso nos da tranquilidad”, concluyó Deivi Córdova.
(Texto y fotos: Dayana Alcalá)