Por Ovidio López
ISLA MUJERES, 3 de junio.- A más de 300 familias de pescadores de Isla Mujeres no parece sonreírles la suerte en esta “Nueva Normalidad”, independiente del mal tiempo en este inicio de junio, no ven que la situación mejore en las siguientes semanas ya que no hay demanda de sus productos.
“No hay gente a quien venderle la escama” dijo Felipe Trejo, presidente de la cooperativa Caribe, al referirse del tema. Confirmó que no se contabiliza durante el confinamiento el volumen de captura de escama, pero que en realidad es poco, directamente los socios que laboraban lo llevaban a casa de los consumidores.
Otros directivos y socios de las demás cooperativas, Isla Blanca, Justicia Social, Patria y Progreso y Makax, coincidieron que es muy lamentable la situación del gremio, especialmente porque no todos recibieron el apoyo federal, concretamente en su mayoría los aspirantes a socios.
“Estamos viviendo de las despensas que nos entregan”, expresaron los que no tienen embarcación. Sólo el 20 por ciento de la flota ribereña (unos 30 botes) han salido a capturar escama, la mayoría se quedaron en tierra porque se dieron cuenta que no hay salida de productos, de los cuales se desplomó en 40% el costo.
Los aspirantes a socios por lo general son tripulantes de las cooperativas, su ingreso depende de cuando salen al mar. Lo poco que ahorraron en la temporada de langosta que concluyera el 29 de febrero, se agotó pronto. Ahora para la siguiente temporada, prevista a iniciar el primero de julio, se vuelve una esperanza.
Al respecto, los directivos confirmaron que alistan reunirse con los socios a partir de la semana siguiente para abordar el tema del costo, buscar al mejor comprador ya que los “coyotes” les machetean los costos de su trabajo, por lo que varios solicitan el apoyo federal para frenar este comercio desfavorable al sector.
El mercado de langosta es una de las industrias del Caribe mexicano que se exporta a Europa y Estados Unidos, casi todas las cooperativas están en condiciones de realizar operaciones directas al exterior, luego recibir capacitaciones sanitarias en los últimos años, para cumplir con los protocolos.
Decadencia
En cambio, la escama, por lo general, se comercia a nivel insular por el alto consumo en los centros de recreación masiva en Sac-bajo y en los restaurantes, no hay la capacidad de atender la demanda en temporada alta. Los negocios gastronómicos se abastecen de productos de Yucatán.
Sobre el caso de la veda del camarón, no les afecta a estos pescadores porque no cuentan con barcos, la última cooperativa, Boca Iglesia, cesó su actividad hace más de dos décadas, al caer la producción y ante la antigua flota. En ese mismo tiempo los navíos camaroneros de la familia Magaña Carrillo también sucumbieron por lo mismo.
La actividad del sector se da en condiciones de abandono, principalmente en las cooperativas Isla Blanca y Makax, donde los socios no tienen manera de reconstruir sus muelles.