La naviera Naveganto se retiró de la ruta Puerto Juárez-Isla Mujeres la tarde de este sábado por presunta quiebra ante la poca gente que movilizó durante esta pandemia, sólo aguantó 30 meses, ante la fuerte presión de Ultramar, confirmó la empresa.
En sus redes sociales informó a los usuarios que es temporal el retiro por motivos de mantenimiento, pero “así sucedió con Marinsa y no ha regresado”, dijo un usuario, al lamentar este hecho. El realizó el último viaje a Isla Mujeres, de regreso, a las 17:50 horas, fue su despido.
El aviso de la compañía señala que es “para mejorar y perfeccionar nuestro servicio” el retiro repentino con una embarcación cómoda desde principio de año la gente no supo aprovecharlo, ahora Ultramar está en sus anchas de volver a sus viejas prácticas con subir sus precios, coincidieron varios usuarios.
Sin embargo, Naveganto dio a conocer que “debido a que iniciaremos nuestro plan de mantenimiento general, por lo tanto, reactivaremos los cruces hasta nuevo aviso”, sin dar fecha. Así se “despidió” Marinsa en la misma manera el año pasado.
En febrero de 2018 inició operaciones con un barco, adaptado, al año mandó concluir el bote actual, que contaba con más de 200 cómodos asientos. Dos meses antes había iniciado Marinsa con barco similar. Ninguno pudo mover más de 30% de su capacidad en muchas de las ocasiones.
Personal de la Administración Portuaria Integral de Quintana Roo (Apiqroo) confirmó el aviso de suspensión del servicio de Naveganto en la ruta, espera que no suceda lo mismo con la otra naviera.
Entre los usuarios frecuentes señalan que las ventajas con Naveganto es que no cobra carga, Ultramar sí lo hace. Es más barato el boleto para la gente local, quintanarroense y nacional.
Versiones de empleados de Naveganto es que había constante hostigamiento de Ultramar y de la Apiqroo. Se le impidió se pusiera a la vista el costo de boletos en la terminal.
Goza de influencia de gobierno
En contexto, hace 18 años arribó Ultramar en la ruta, en plena apertura de la competencia en el sector, con cuatro botes de 150 asientos cada uno, construidos en un astillero de Puerto Morelos; ofrecían mejor comodidad que las naves de la familia Magaña Carrillo, rápidamente se posicionó en la preferencia para arrebatarle en un año el 60% de sus clientes, al año siguiente ingresó el barco “Tintorera”, de una cooperativa insular. Apenas estuvo ocho meses para retirarse.
En cambio, todavía ofreció resistencia Transportes Marítimos Magaña durante más de 10 años, hasta descapitalizarse cuando el número de clientes apenas era de 15%. Ante la gestoría del gobierno municipal arribaron entonces Marinsa y Naveganto hace dos años.
Hay coincidencia en la denuncia de los directivos de estas navieras, la fuerte influencia de Germán Orozco Sarro, dueño del consorcio Ultramar, en los tres niveles de gobierno, “impide una competencia sana”, según alegaron en diferentes momentos.
Por Ovidio López
Por Redacción Digital Por Esto!
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