De acuerdo con datos de la Secretaría del Bienestar, en Quintana Roo hay 258 mil 488 personas con rezago educativo; el municipio con más habitantes en esta situación es Benito Juárez, con 115 mil 723 personas jóvenes y adultos de más de 15 años, que se han retrasado en su nivel educativo básico.
Es el caso de Luis Alejandro, de 16 años de edad, quien sólo terminó la educación primaria, ya que el mundo de la delincuencia y las drogas lo atrapó desde los ocho años y hasta la fecha, ninguna institución lo acepta para concluir la secundaria.
El Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2019, de la Secretaría de Bienestar, reporta que de un millón 723 mil 259 personas que hay en Quintana Roo, el 15 por ciento se encuentra en una situación de rezago educativo, lo que representa 258 mil 488 quintanarroenses; estas personas en condición de atraso, tienen 15 años o más de edad y no han alcanzado el nivel educativo que se considera básico en México, el cual abarca hasta secundaria.
Con mayor rezago
Según la Secretaría del Bienestar, el municipio que se posiciona en el primer lugar de esta situación es Benito Juárez, que tiene una población de 844 mil 698 personas y el 13.7 por ciento de su población tiene rezago educativo, lo que equivale a 115 mil 723 cancunenses.
En segundo lugar, Othón P. Blanco, que tiene una población de 265 mil 298 personas y 15 por ciento de ellos no ha terminado su nivel educativo básico, o sea, 39 mil 794 chetumaleños.
El tercer lugar lo ocupa Solidaridad, que tiene una población de 239 mil 850 personas y 15 por ciento tiene una educación básica trunca, lo que equivale a 35 mil 977 habitantes.
Posteriormente Felipe Carrillo Puerto, donde hay 18 mil 527 personas con rezago educativo; Cozumel, que cuenta con 12 mil 638 personas en esta situación; Bacalar, con 9 mil 973 casos; José María Morelos, 8 mil 688; Lázaro Cárdenas, tiene 6 mil 779; Tulum, 6 mil 746; Isla Mujeres, 4 mil 498 y en último lugar Puerto Morelos, con mil 258 casos de personas que no terminaron la secundaria o primaria.
Conflictos desde el seno familiar
Dentro de este panorama se encuentra, Luis Alejandro, joven de 16 años que contó que se vino a vivir con su mamá a Cancún desde el Estado de México, luego que su padre se separara de ella por la violencia que se vivía dentro de casa. Explicó que sólo estudió hasta la primaria, ya que desde que tenía ocho años empezó a consumir drogas y meterse en problemas con la ley.
“Sólo acabé la primaria, e intenté entrar a la secundaria pero a las dos semanas me dieron de baja definitiva por conflictivo y dejé la escuela por todo el maltrato que vivía en mi casa. Me empecé a meter marihuana a los ocho años porque mis padres se separaron; después empecé a consumir éxtasis, morfina, heroína, cocaína y cristal”, dijo.
Explicó que cuando tenía 13 años se salió de casa de su mamá y al poco tiempo lo detuvieron por posesión de armas y drogas, por lo que fue trasladado a la casa hogar del DIF Quintana Roo en Chetumal, posteriormente, a los dos meses fue llevado a un centro de rehabilitación en Chiapas, de donde escapó.
Difícil reintegración
Asegura que ha intentado enmendar su vida, consiguiendo trabajo en una abarrotera y con la ilusión de poder volver a la escuela, pero por sus antecedentes y estilo de vida, las escuelas le han negado la posibilidad de inscribirse para acabar la secundaria.
Así como Luis, el 15 por ciento de la población en el estado se encuentra en una situación de imposibilidad para culminar sus estudios, dado que son importantes para conseguir al menos un trabajo donde les paguen un salario mínimo, lo que los lleva a vivir en situación de pobreza y marginalidad dentro de la sociedad.
Por Diego Ramos