Hablar de la inclusión de personas con alguna discapacidad va más allá de entender la situación motriz o cognitiva que tengan, sino que se reconozcan y aseguren las mismas oportunidades y acceso a servicios como la salud y educación, indicó Carlos Andrés Pérez Aguilar, vocero de una fundación especializada en la atención a este sector de la población.
Apuntó que la infancia y juventud quintanarroense que padece alguna discapacidad está rezagada, pues no hay instituciones gubernamentales que se especialicen en el tema.
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Aseguró que hace falta más empatía y experiencia en el asunto, pues considera que no se ha tomado en cuenta completamente la atención a la discapacidad, ya que el apoyo que les otorgan las dependencias gubernamentales, como el sistema DIF municipal, es erróneo.
“La verdad nadie ha tocado el punto del DIF, que como tal sí ayuda a la ciudadanía, pero el tema de discapacidad está olvidado. Con decirte que en esa dependencia la categoría de la discapacidad es la misma que la de los adultos mayores; a ambos los apoyan por igual, cuando el trato en la discapacidad debe ser especial y preciso”, comentó.
Pérez Aguilar apuntó que “es evidente que se apoya en el tema, pero no se hace de manera estudiada y con fundamentos, las sillas de ruedas que se donan a personas de escasos recursos al final terminan sin uso, pues lo que las autoridades no han notado, es que cada caso de discapacidad tiene necesidades propias, por lo que la cuestión de las sillas de ruedas debe cumplir con las características de la persona que la necesite”.
De igual forma, subrayó que los gobiernos estatales y municipales aportan a la situación, pero no la consideran como prioridad, ya que muchas veces el tema es visto con sentido voluntario, pues no analizan la problemática del rezago que padecen las personas con discapacidad.
“Muchas veces somos apoyados con becas bimestrales de aproximadamente de 2 mil 500 pesos, misma que no sirve de mucho, ya que un medicamento con tratamiento de 15 a 25 días cuesta mil 500. El sector de los ‘ninis’, que recibe hasta tres mil 500 pesos cada dos meses, es el más beneficiado porque como ellos sí tienen voz y voto siempre hablarán bien del gobierno que apoya; sin embargo, en la discapacidad no hay voz ni quién reclame ese punto, ya que no somos redituables”, consideró.
Lamentó que el interés por la inclusión es sólo con el fin de “palomear” un tema más en la lista del mandato.
Agregó que en el caso de las obras, algunas son ficticias, como la rampa que se ubica en la avenida Colosio, que tiene inicio pero finaliza con pared, por lo que no sirve para cruzar la transitada y peligrosa zona.
También, apuntó que la educación para niños con discapacidad ha sido olvidada, pues a pesar de que existe el Centro de Aprendizajes Múltiples (CAM), éste no ofrece la atención adecuada, pues tratan de enseñar con las mismas estrategias a todos, sin tomar en cuenta que cada caso es diferente y necesita otros métodos.
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JCL