Rebecca Méndez Pérez es una chica transgénero quien hace actos circenses callejeros en Playa del Carmen, quien vio este oficio para ganarse la vida a través del arte, después de pasar por discriminación de género cuando intentó obtener un empleo en restaurantes de esta ciudad, ya que la pandemia la arrastró a vivir a Quintana Roo para buscar nuevas oportunidades laborales.
Desde el año 2020 en el que inició la contingencia sanitaria a las calles y avenidas de la ciudad de Playa del Carmen empezaron a llegar artistas, quienes se quedaron desempleados principalmente de los hoteles por ser parte del área de entretenimiento o de los circos que estuvieron varados en la localidad.
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Sin embargo, en este 2021 existen alrededor de ocho artistas que entretienen a los conductores con sus diversas habilidades, como Rebecca Méndez Pérez, quien llegó de Puebla a Quintana Roo para obtener mejores oportunidades de empleo, pero relató que su comienzo no fue fácil porque sufrió de discriminación en algunos restaurantes cuando intentó ingresar como ayudante de cocina.
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“Me atrevo a decir que muchos empleos me estaban casi contratando cuando me enviaban mensajes al ver mí curriculum en Internet, pero al verme personalmente se sacaban de onda, al ver que soy una chica trans no me aceptaron”, dijo.
Rebecca Méndez Pérez, indicó que dejó su vida de “godín” en la ciudad de Puebla en donde tenía un empleo rutinario y de oficina, pero en un ambiente denso, porque la sociedad poblana es muy prejuiciosa
“Tuve que buscar una segunda opción y encontré el malabarismo, en este lugar me he encontrado más segura de mí misma. Me da la seguridad que lo que estoy haciendo a la gente le agrada y es algo muy reconfortante para mí”, reveló.
La artista mencionó solo los policías han intentado sacarla de la vía pública, ya que por los desmanes que han provocado los limpia parabrisas en la avenida Constituyentes, han pretendido que todos los que trabajan en la calle la abandonen, pero remarcó que en su caso, al ser la única chica trans es más un acto de discriminación.
Ante las críticas de algunos ciudadanos que aseguran que hacer malabares en la calle no es un trabajo, Rebecca respondió, que para ella sí es un trabajo, pero requiere disciplina y de la gente que le nazca entretener tanto al automovilista como al peatón, porque quien lo hace necesita pasión, quitar el estrés a la gente que está al volante, aunque todavía el tráfico no sea tan agobiante como la Ciudad de México.
También, como artista se expone por los insultos, la lluvia, que haya un accidente, a los rayos de sol, porque mínimo durante las mañanas permanece durante tres horas al día.
“El carisma y la vibra con la que hago mí trabajo me gusta y la gente lo agradece cuando me dicen: Qué bonita sonrisa, qué buena vibra, me hiciste sonreír ahorita en la luz roja”, expresó.
MA