De enero a agosto del 2021 se cometieron siete homicidios culposos contra menores de edad en Quintana Roo, de acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE). Esta cifra ya igualó los asesinatos de niños de 2019 (culposos y dolosos) y está a 42 por ciento de alcanzar la cantidad del 2020, cuando hubo 12 registros, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los casos más recientes han ocurrido en un rancho en las cercanías de Calderitas, donde un niño menor de seis años murió, por accidente, de un disparo en la cabeza al accionar una escopeta en su propia casa, y el último fue ayer por la mañana en la ciudad de playa del Carmen, donde una menor perdió la vida cuando sicarios atacaron a su padre.
Con estos dos casos se llega a siete muertes de menores de edad con arma de fuego en tan sólo ocho meses; información recabada en la FGE señala que las cinco muertes anteriores son de menores y se encuentran relacionadas con el crimen organizado.
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La muerte de ayer fue la primera en el sur del estado ocurrida aparentemente de manera culposa o sin intención y también es la primera que involucra a un menor de 6 años.
Horas más tarde, la mañana del día de hoy 12 de agosto, en la ciudad de Playa del Carmen, una menor de 11 años perdió la vida, cuando aparentemente un grupo de sicarios interceptó al padre de la menor y disparó en contra del sujeto en cuatro ocasiones.
La menor resultó lesionada con un impacto de bala, por lo que fue una víctima colateral en la ejecución, convirtiéndose en el séptimo menor de edad ultimado con arma de fuego en Quintana Roo en lo que va de este 2021.
A pesar de que no son tan comunes las muertes de menores de edad a causa de proyectiles de arma de fuego, han tenido un repunte en este 2021; tan sólo en lo que va del año han ocurrido siete en todo el estado.
Según las información proporcionada por el Inegi, en el 2020 fueron 12 las muertes de menores a causa de armas de fuego, mientras que en el 2019 fueron siete, de mantenerse la tendencia, esta última cifra se superaría.
De las siete muertes de menores ocurridas con armas de fuego, cinco han sido a jóvenes de 17 años y aparentemente estas muertes también se encuentran ligadas al crimen organizado.
Casos relevantes
El pasado 27 de marzo, Leonardo “N”, originario del estado de Durango, perdió la vida en un parque de diversiones temático de la Riviera Maya, cuando el menor fue succionado por un filtro de agua en uno de los paseos, lo que derivó en la tragedia.
El caso fue integrado como homicidio culposo y el personal del parque fue investigado por este hecho. El grupo directivo que controla este parque fue multado con 150 mil pesos por el hecho; sin embargo, la investigación sigue en proceso.
Con respecto a la muerte de menores de edad relacionadas con el crimen organizado, el pasado 1 de abril de este año, dos jóvenes de 17 años fueron ejecutados en la región 41 de la ciudad de Cancún.
Éstos se encontraban cerca de una cancha de la cerrada Cedro cuando dos personas a bordo de una motocicleta se le acercaron y dispararon varias veces en su contra; los menores perdieron la vida de manera instantánea, aparentemente estas dos personas se dedicaban a la distribución de droga.
Sólo el síntoma
Lizet Montes, maestra de psicología en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), ante las muertes de menores señala que “la violencia que se vive en todos los estados es alarmante, oyes de violaciones, feminicidios, secuestros; los niños y la sociedad en conjunto ya normalizamos la violencia y la muerte de un menor ya sólo es una víctima colateral, ya no le damos la importancia que se debe”.
También comentó que “la muerte violenta de un menor de edad daña familias, destruye a las personas que rodeaban a estos pequeños y nos indica que tan mal estamos como sociedad y como seres humanos, los niños no tendrían que estar expuestos a la violencia.
La sociedad en general ha comprado la idea de que sus problemas se van a solucionar con violencia, esa idea de que el más fuerte es el que gana y vive mejor nos ha puesto en la puerta de muchos problemas”, sentenció la psicóloga.
“Son muchas cosas que tienen que cambiar, el que sucedan estos hechos que sólo destruyen y dañan a las familias, es un claro ejemplo de que estamos mal”.
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CG