El Grupo Xcaret está envuelto en una nueva polémica ambiental. Ayer, usuarios en redes sociales externaron su indignación por el avance en la construcción de un “estacionamiento” para barcos en costas de la Riviera Maya.
En un video difundido en internet puede verse la maquinaria pesada, como retroexcavadoras y camiones de volteo para arrojar toneladas de material de relleno en el lecho marino.
El proyecto, en las costas de Playa del Carmen, consiste en una marina para 15 embarcaciones, donde además del vertido se pretende dragar 67 mil 652.23 metros cúbicos y colocar diques de escollera de hasta 190 metros de longitud.
De acuerdo con la organización internacional Healthy Reef, obras como ésta ponen en riesgo parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), el segundo más grande del mundo, que ya sufre del síndrome blanco, la enfermedad que, de acuerdo con expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México, provoca la muerte de pólipos (tejido vivo de las colonias de corales) y deja expuesto los esqueletos, lo que crea el efecto de manchas blancas que rápidamente avanzan por toda la colonia, hasta matarla por completo.
Esta enfermedad, destacó Healthy Reef, comenzó en Florida, luego del dragado en el puerto de Miami, un proceso similar al que emprende ahora Grupo Xcaret.
Ésta no es la única obra cuestionada a cargo del mayor promotor del llamado “ecoturismo” en Quintana Roo; en el año 2000, la empresa que encabeza Miguel Quintana Pali fue blanco de severas críticas cuando intentó construir un Home Port (un puerto de origen y mantenimiento de embarcaciones) en este lugar.
Grupos ambientalistas también han cuestionado sus proyectos hoteleros a un costado de su parque emblemático, sin olvidar que el grupo ha sido acusado continuamente por organismos protectores de animales por la explotación de delfines.
En septiembre de 2001, en medio de una serie de manifestaciones y protestas que encabezaron sobre todo los hoteleros y ambientalistas, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó, como consta en el oficio número SGPA-DGHIRA-003323, el proyecto denominado ''Terminal portuaria de altura para cruceros turísticos de uso particular Puerta Cancún-Xcaret'', que contaría con dos muelles y hasta seis sitios de embarque, así como una terminal terrestre donde habría tiendas, estacionamientos y oficinas, con la capacidad para recibir hasta 10 mil turistas al mismo tiempo.
A pesar de los señalamientos hechos por el sector hotelero, del Instituto Politécnico Nacional, de la UNAM y hasta la Dirección de Ordenamiento Ecológico municipal, pues consideraron que no cumplía con varios criterios, la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) de la Semarnat, consideró que el proyecto era procedente.
Grupo Xcaret aseguró que su proyecto no se afectaba ninguna zona arrecifal, pero los investigadores y ambientalistas demostraron lo contrario, ya que por la magnitud de la obra se ponía en riesgo, además, a peces sábalos y tortugas.
Xcaret minimizó los señalamientos y argumentó que no había un desarrollo de arrecifes coralinos, sino únicamente “comunidades coralinas”.
Al final, la presión de la sociedad obligó a Grupo Xcaret a descartar esta terminal y, por ello, en 2017, presentó la propuesta de la marina, que la dependencia federal autorizó de nueva cuenta.
En enero de 2015, mediante oficio número SGPA/DGIRA/DG/00397, la misma Semarnat autorizó el proyecto "Roca de Selva" para construir dos conjuntos hoteleros; uno de 600 habitaciones y otro de 400, así como canales artificiales, centro de convenciones y centro comercial, entre otras cosas.
A pesar de todas las observaciones sustentadas por los especialistas, una vez más la Semarnat, a través de la DGIRA, autorizó el proyecto, el cual actualmente se realiza a un costado de donde se llevan a cabo las obras de la marina, con todo y que el promovente aseguró que se haría a 100 metros del ambiente costero para no afectar zonas de mangle.
El pasado 1 de agosto, la organización protectora de animales Animal Héroe se manifestó en la entrada del emblemático parque para denunciar que la empresa es una de las principales en explotar a los delfines, a los que mantiene en cautiverio y en bajas profundidades que los lastiman, sin olvidar que para entrenarlos los dejan sin comer, además de que son dañados por su interacción con los turistas, quienes pagan altas cifras para disfrutar de esa actividad.
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CG