En lo que va de 2021, el Sistema de Vigilancia Aérea (SIVA) detectó 298 sobrevuelos ilegales en la Zona Sur de Quintana Roo y norte de Belice; autoridades federales apuntan a que estos vuelos corresponden al trasiego de droga a manos de los cárteles que operan en esta región.
De acuerdo con fuentes policiales consultadas por este medio, estos vuelos provienen, en su gran mayoría, de Venezuela, Colombia y Perú. Al salir de sus aeropuertos de origen presentan planes de vuelos con destinos diversos, pero al sobrevolar tierras beliceñas o las costas del Caribe Mexicano se salen de sus rutas e ingresan de manera ilegal a las zonas aledañas a la Ribera del Río Hondo y zona rural de Bacalar.
Ya sea por México o Belice, las aeronaves reportadas como vuelos ilegales comienzan a volar más bajo, al punto de perderse en los radares de seguridad.
En este punto, los aviones con el cargamento ilegal comienzan a ubicar pistas clandestinas para aterrizar, generalmente cerca de la frontera, lugares de difícil acceso para las autoridades y con salidas rápidas por brechas que dirigen a otros puntos de la Península de Yucatán.
Según la información proporcionada por personal militar, estas aeronaves están en tierra por espacio de 20 o 30 minutos, descargan y se reabastecen de combustible y de nueva cuenta emprenden el vuelo; para cuando vuelven a ser detectadas, ya se encuentran en Sudamérica o Centroamérica.
Cuando sufren algún desperfecto o tienen algún fallo mecánico que compromete su regreso, son abandonadas en el lugar o incendiadas por los traficantes, lo que da más tiempo mientras las autoridades ubican el lugar de aterrizaje.
Para cuando los militares llegan a donde se encuentran los narcojets, el cargamento ilegal ya fue trasladado a otro punto. Los narcotraficantes utilizan la gran cantidad de brechas que existen en el Sur del Estado para moverse de pueblo en pueblo sin ser detectados, y pueden llegar a bodegas de comunidades lejanas o ser transportadas al siguiente punto de su viaje hacia Estados Unidos.
Autoridades sobrepasadas
De los 298 sobrevuelos ilegales, sólo cinco aeronaves fueron aseguradas entre el Sur de México y el centro norte de Belice en lo que va del año.
Según mandos militares, esto se debe a dos grandes factores, la organización que tienen los grupos criminales y a su conocimiento del territorio.
Al menos así lo han demostrado, en el Ejército se sabe que cuando desaparecen del radar y se acercan a su zona de aterrizaje, no tienen sólo una narcopista disponible, son tres o cuatro y todos están preparados para recibir al avión, descargar y rellenarle el combustible, como si fuera un vehículo de carreras.
Después de esta maniobra, muchas veces el avión vuelve al aire, en otras ocasiones se ocultan bajo el denso follaje de la selva o en graneros cercanos, sólo en muy pocas ocasiones son destruidos.
Según personal del Ejército, este hecho indica que han perfeccionado sus actividades, al grado que las naves pueden ser reutilizadas en el trasiego de droga.
Para llegar a las zonas donde ocurre un aterrizaje, el Ejército se demora entre una y dos horas, los militares avanzan por caminos pavimentados y rutas establecidas, pero lo criminales se mueven por brechas y caminos alternos, que pocos conocen.
Estos caminos se interconectan y pueden llevar a cualquier punto, evitando retenes o el patrullaje de los militares.
Seis aeronaves localizadas
Cinco narcojets han sido detectados y asegurados en el sur de Quintana Roo y norte de Belice, por los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) o por el personal del Departamento Antidrogas de ese país.
Cuatro aseguramientos se dieron a cargo del personal beliceño, mientras que la Sedena encontró una aeronave abandonada y quemada en el Sur de Quintana Roo; sólo en uno de los casos se aseguró el cargamento y hubo personas detenidas, en los cuatro restantes únicamente encontraron las aeronaves vacías o calcinadas.
Las autoridades sospechan que las naves aseguradas pudieron ser usadas para transportar unas nueve toneladas de con destino al país o a Estados Unidos.
La primera aeronave registrada este 2021, fue el 29 de enero, en Belice, en las cercanías de la comunidad de Crocket Village, en el Distrito de Orange Walk, a escasos 3 kilómetros de la comunidad de La Unión, en Othón P. Blanco.
En este hecho, personal del Departamento Antidrogas de Belice aseguró un cargamento de dos toneladas, una aeronave King Ai y hubo seis personas detenidas, dos de nacionalidad mexicana y cuatro beliceños. La droga fue llevada a la ciudad de Belmopán.
Posterior a esto, el pasado 5 de febrero, autoridades mexicanas detectaron un sobrevuelo ilegal después de un operativo de la Marina y personal de la Sedena, que encontró la aeronave en un camino sacacosechas de la comunidad de Nuevo Tabasco.
La aeronave tipo Cessna fue encontrada calcinada y a un costado de un camino que comunica con varios ranchos y brechas; se especula que este avión pudo haber transportado dos toneladas de aparente droga.
La tercera aeronave asegurada fue en la comunidad de Placencia, en el Distrito de Corozal, a menos de 10 kilómetros de la frontera con México. Los hechos ocurrieron el pasado 7 de marzo.
El jet tipo Hawker, con matrícula yv124, fue encontrado en un paraje cercano a un camino rural, aparentemente este avión sufrió un desperfecto, el cual le impidió elevar el vuelo de nueva cuenta, junto a la aeronave fueron encontrados 12 bidones con gas avión.
El interior de la aeronave estaba vacío y desmantelado; tenía capacidad para trasportar dos toneladas de droga.
La cuarta aeronave asegurada fue el pasado 15 de marzo, en las cercanías del centro arqueológico Lamanai, en el distrito de Orange Walk, Belice, los reportes periodísticos señalan que fue abandonada a 2 kilómetros de una carretera que dirige hacia la frontera con la comunidad de La Unión, en Othón P. Blanco.
Se trata de una aeronave tipo King Air, con capacidad de carga de 2.5 toneladas. El punto de aterrizaje se encuentra a 30 kilómetros de la frontera con México.
La quinta aeronave asegurada fue el pasado 14 de mayo en la madrugada, al noroeste de la comunidad de Blue Creck, en Belice, aproximadamente a un kilómetro de la frontera con México y a siete de la comunidad de Tomás Garrido, en el municipio de Othón P. Blanco.
La última localizada fue en las costas de Placencia, Belice, aparentemente este avión tuvo un desperfecto y cayó al mar, de la aeronave sólo se encontraron las alas y la cola, todo el fuselaje continúa desaparecido.
Pobladores de esta comunidad aseguran haber visto a muchos prestadores de servicios y propietarios de embarcaciones hacerse a la mar y buscar sacar “pescados de a kilo” que flotaban en las costas beliceñas.
Los radares del Sistema de Vigilancia Aérea (SIVA) detectaron dos aeronaves sobrevolando la frontera con México y Belice, de éstas solo han logrado ubicar a una. Según medios beliceños, el Jet asegurado habría descargado su contenido, ya que no había nada en su interior, más que sogas para amarrar la carga.
Las cuatro naves que lograron descargar su contenido ilícito tienen una capacidad de carga en conjunto de 8.5 toneladas, lo que sería un cargamento valuado en 2 mil 225 millones 300 mil pesos, en tan solo cuatro vuelos.
Durante el tercer informe de Gobierno, La Unidad de Inteligencia Naval de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar), a través de los Centros Regionales de Inteligencia, informó que se han ubicado, a través de imágenes satelitales, pistas clandestinas de aeronaves, cultivos de enervantes y campamentos de entrenamiento de la delincuencia organizada, en diversos estados, Quintana Roo incluido.
Según lo entregado por militares, se recolectaron 29 imágenes satelitales de muy alta resolución de Campeche, Chiapas, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo y Sonora, con una cobertura de 9 milo 146 kilómetros cuadrados.
Estas imágenes se utilizaron para la detección de cultivos ilícitos, generación de productos de geointeligencia y actualización de cartas náuticas.
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JCL