Dieciséis integrantes de la Comisión Permanente del Congreso, con su voto en contra de atender el “asunto como urgente”, manifestaron, ayer en sesión, la negativa para que el exgobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, ocupe el cargo de Embajador en Canadá.
La mayor parte de estos votos en contra, al igual que las críticas en la Entidad, provienen de los antes aliados del exmandatario: PRI, PAN y PRD. Son estos partidos, donde militó en los últimos 20 años, o con los que se unió a conveniencia, los que ahora ven claramente los resultados gubernamentales del político que aspira a una carrera diplomática; otra vez –por detrás– siguiendo la trayectoria de su medio hermano, el también exgobernador Pedro Joaquín Coldwell.
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Carlos Joaquín no ganó el brazo arriba de la mayoría calificada en la Comisión Permanente, como no gana la aprobación en Quintana Roo para que haga su mudanza a Ottawa con la representación del Gobierno Mexicano en la Embajada canadiense.
El antes aliancista del PAN-PRD carga en su currículum un saldo rojo de 3 mil 574 homicidios violentos, ligados al crimen organizado en este Estado; durante su sexenio, que concluyó en septiembre de este año, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Como cuentas entregadas de su Gobierno, el rezago social presenta muchos rostros, parte de la herencia la conforman 401 mil 800 habitantes sin acceso a servicios básicos como agua potable, drenaje y electricidad; es decir, el 21.4 por ciento de la población no tiene nada que agradecer a su gestión.
Para su sucesora, la morenista María Elena Hermelinda Lezama, dejó a 466 mil personas sin servicios de Salud, así como 329 mil 900 quintanarroenses con retraso educativo; un 2.4 por ciento más que cuando inició su gestión.
Ojos vigilantes
La postulación para sumarse al cuerpo diplomático se hizo el mismo septiembre que Joaquín González dejó la Gubernatura de Quintana Roo, tiempo en que ha quedado “congelada” la luz verde. Primero fue la falta de quórum en el Senado, luego, la negativa a la ratificación en la Permanente, que inició trabajos este 21 de diciembre.
Ante ello hay confianza en que el Senado analice la solicitud para aprobar el nombramiento diplomático del también exalcalde de Solidaridad.
Fabiola Cortés Miranda, Presidenta de la Asociación Somos Tus Ojos, manifestó esa confianza, al considerar que, por ejemplo, el expriista dejó a la Entidad “en franca bancarrota”, con un adeudo del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo (CPTQ) que alcanza casi los mil millones de pesos, y no los 600 millones pesos que él había reportado en su gestión.
El legado de su mala Administración en el principal motor económico de la Entidad, incluso deriva en que ahora, el gremio hotelero exige mayor transparencia para los recursos empleados en el turismo, según lo expresó recientemente el líder del sector, Jesús Almaguer Salazar.
A esto, Cortés Miranda añade: un Senador de cualquier partido político no puede ignorar la condición en la que quedó la Entidad, tras la gestión del perredista.
Además, explica, ella hizo llegar a la Cámara Alta al menos 500 firmas que se recopilaron en cuestión de horas en contra de la postulación del nacido en Yucatán y criado en Quintana Roo.
“Nosotros como asociación seguimos confiando y deseamos que los Senadores sean conscientes y analicen la solicitud que se les hizo, y la petición (…) lo que en las últimas semanas se ha hecho público que el exgobernador dejó al Estado en franca bancarrota; además que es obvio que entregó el Estado al crimen organizado”; declaró a Por Esto! la abogada y activista.
De cárteles al Grupo Tepito
De acuerdo con organismos de Seguridad y las detenciones reportadas a las autoridades en materia, durante el Gobierno de Carlos Joaquín se consolidó la operación en la Entidad de los grupos delincuenciales denominados Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Cártel del Pacífico, Cártel de Sinaloa, el Cártel del Golfo, “Los Pelones”, “Los Bonfiles”, “Zetas Vieja Escuela” y “Los Rojos”. Además, que se ha documentado la presencia en territorio quintanarroense de mafias extranjeras provenientes de Rusia, China, Rumania y Colombia.
Incluso, en noviembre de este año, desde la Ciudad de México se desveló una red de turismo de sicarios en Quintana Roo al servicio de “La Unión Tepito”. Fue el propio titular de la Secretaría de Seguridad de la CDMX, Omar García Harfuch, quien expuso el modus operandi de jóvenes entrenados allá para cometer ejecuciones o extorsiones, principalmente en el corredor Cancún-Tulum. La actividad, según las investigaciones, tenía varios meses antes de la llegada del Gobierno de Lezama.
El malogrado sexenio de Carlos Joaquín dio fama mundial al Estado por la inseguridad.
Al inicio de su gestión ocurrió un ataque armado en el festival de música electrónica de talla internacional “BPM”. La celebración que se desarrolló en Playa del Carmen, a pocos meses que Joaquín González asumiera la Gubernatura, marcó –con un saldo de cinco muertos y 15 heridos, entre ellos turistas– un largo camino de muerte en espacios públicos.
El Quintana Roo de calles, colonias y playas seguras se comenzó a perder. Con Carlos Joaquín, las noches y días de ejecuciones, destazados, feminicidios ligados al narco se convirtieron en hechos recurrentes.
Con él al mando, los empresarios (chicos, medianos y grandes) supieron de la extorsión; al igual que la comunidad vio cómo las desapariciones se volvían estadística en crecimiento.
Según organismos observadores del crimen organizado, las células que operan en el Estado, además de ser generadoras de violencia, también lideran la ola de extorsión que del 2019 a octubre pasado han provocado 13 mil 12 denuncias anónimas. De ellas, un 41.5 por ciento, es decir, 5 mil 406 quejas, se han cometido en Cancún, el principal destino turístico del país.
Políticamente, el exmandatario, perteneciente a uno de los cacicazgos del PRI más representativos del Sureste, también ha sido errático: llegó al Ejecutivo Estatal en septiembre del 2016 de la mano del Partido Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), tras dejar las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI); sin embargo, nunca definió su postura política, por lo que al final de su gestión, quienes lo consideraban un compañero de partido, lo llamaron “traidor”.
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