“Sentimos tristeza porque sólo era un niño”. “No es necesario andar lejos, aquí apenas mataron a mi vecino; hasta su puerta le vinieron a tocar y le dispararon. Nos da miedo que regresen pensando que fuimos testigos, ¿pero a dónde nos vamos?”. “La gente se está cansando y un día vamos a reaccionar, porque las autoridades no solucionan nada, al contrario, más joden a uno”. “Había un señor que vivía a dos casas y vendía tamales. Un día lo ‘levantaron’ y lo golpearon. Le dijeron que lo iban a matar, sólo porque no juntó el dinero que le pedían porque lo estaban extorsionando; mejor salió huyendo”. “Tenemos miedo de salir; ya ningún lugar es seguro”, son parte de los testimonios que Por Esto! Quintana Roo recabó con algunos habitantes de las ocho regiones de Cancún, identificadas por autoridades como puntos rojos y que han sido testigos de algún hecho de alto impacto ocurrido cerca de sus viviendas.
Hombres, mujeres, menores de edad y extranjeros, son parte de las 100 personas que, en los primeros 75 días de 2022, perdieron la vida de manera violenta en la entidad.
Los hechos no sólo ocurrieron en zonas alejadas de la mancha urbana, los agresores, confiados de la poca eficiencia que brindan las cámaras de vigilancia del Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Calidad (C-5), estrategia para reducir los altos índices delictivos que puso en marcha el actual Gobierno, a plena luz del día, en horas pico y sobre avenidas principales, presuntamente monitoreadas por esta tecnología de punta, ubican y atacan a su víctima. Luego, con la misma facilidad con la cual cometen la ejecución, huyen sin ser detenidos.
Poco más del 50 por ciento de los asesinatos ocurrieron en Benito Juárez, con 55 crímenes; le siguen Solidaridad, 23; Tulum, nueve; Zona Continental de Isla Mujeres, Puerto Morelos y Bacalar, con tres cada uno; Felipe Carrillo Puerto, con dos al igual que la capital del Estado. El mar azul turquesa ha servido como vía de escape para los delincuentes.
La cifra llegó a 100 la mañana de ayer, cuando fue descubierto el cuerpo de una mujer con un balazo en la cara, tendida afuera de una vivienda ubicada en el fraccionamiento Paraíso Maya, Supermanzana 107, uno de los puntos rojos en Cancún.
Este hecho ocurrió siete horas después de que a dos hombres los asesinaran a balazos en la colonia irregular Los Compadres, en la Zona Continental de Isla Mujeres. Se presume que ambos, prestadores de servicios turísticos, eran víctimas de extorsiones que pagaron con su vida.
Entre el centenar de personas asesinadas, siete eran taxistas, cinco mujeres, tres menores de edad y tres más de origen extranjero; estos últimos fueron casos que evidenciaron que no sólo cárteles mexicanos operan en el Estado, también grupos criminales de Israel, Rumania, Rusia, China, Italia, Guatemala, Venezuela y Colombia son generadores de violencia en el destino turístico más importante del país.
De acuerdo con los datos proporcionados por titulares de Seguridad Pública de Solidaridad y Benito Juárez, Raúl Alberto Tassinari Gonzáles y Rubén Oyarbide Pedrero, respectivamente, son nueve las células delictivas nacionales detectadas, dos de ellas con presencia en ambos municipios, donde se contabilizaron 23 y 55 ejecuciones a lo largo del año.
En medio de la jornada violenta que se vivía día tras día, a lo largo y ancho de la Entidad, 50 personas más lograron sobrevivir a estos ataques armados, entre ellas, 11 niños -víctimas colaterales- quienes a escasos metros de sus domicilios fueron alcanzados por una bala perdida al quedar en medio de un atentado.
Un hecho que sacudió a los habitantes de la Supermanzana 260 de Cancún, fue el de un menor de 17 años, privado de su libertad, mientras trabajaba, la tarde del 1 de marzo, junto con un adulto; 12 horas después, su cuerpo, atado de pies y manos, y con el rostro cubierto con cinta de uso industrial, fue abandonado cerca de su domicilio.
De acuerdo con la principal línea de investigación, el menor fue reclutado por un cártel delictivo para la distribución de droga al menudeo entre jóvenes. Para ello organizaba fiestas clandestinas hasta que un grupo antagónico le hizo una oferta que no rechazó. La “traición” le costó la vida.
“Como padre de familia, me duele por lo que están pasando mis vecinos. No me gustaría estar en su lugar, por eso decidimos que mejor únicamente yo voy a seguir trabajando y mi esposa se va a quedar en casa. Nos vamos a tener que limitar a muchas cosas, pero no quiero que mis hijos terminen involucrados en drogas y esas cosas, y que luego me los maten”, comentó un vecino de una de las tres víctimas menores, quien, según las investigaciones, servía para un cártel.
En los primeros 75 días de 2022, en Quintana Roo, los mares color turquesa fueron testigos de tragedias, las playas vírgenes sirvieron como escenario de asesinatos y qué decir de la extensa selva que guarda secretos de crímenes cometidos jamás resueltos.
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JG