En la década de los 90 surgió en Colombia un esquema de financiamiento a cambio de acuerdos con bandas criminales, derivado de la pobreza, necesidad y falta de acceso al sistema financiero.
El método fue llamado 'gota a gota', pues quien recibe el préstamo tiene que devolver una cantidad de dinero diario o semanal, con altas tasas de interés.
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Las personas acceden a estos préstamos porque obtienen los recursos financieros de inmediato, sin requisitos ni papeleo.
Uno de los principales problemas que enfrentó Colombia con estos financiamientos fue que la mayor parte de ellos se generaban con el crimen organizado.
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En algunas ciudades, estos créditos mueven dinero del narcotráfico y de extorsiones, utilizando a terceras personas para que le den margen de legalidad al dinero mediante fachadas comerciales.
Treinta años después, esta práctica ya es parte de la economía del país, explica una investigación de la organización Connectas.
De acuerdo con Datacrédito, central de riesgo crediticio en Colombia, uno de cada cuatro colombianos accede a este sistema de préstamos y el perfil de los clientes son personas entre 36 y 45 años de edad, de estrato social uno, separados o en unión libre y que no cuentan con tarjeta de crédito.
Connectas encontró que en el país de origen de esta práctica hay muchos casos de pequeños negocios que están en bancarrota y familias que han tenido que huir por las deudas e intereses impagables a los que se comprometieron.
Cuando los nuevos cárteles de la droga se dieron cuenta de que podían lavar dinero con los préstamos gota a gota, comenzaron a insertar sus ganancias en el mercado legal, realizando inversiones a través de prestanombres en joyería, construcción, ganadería y mercado de reciclaje, señala la investigación de Connectas.
Aunque la Fiscalía colombiana ha logrado capturar a los cobradores no ha llegado a las cabezas de estos sistemas ni ha podido armar un proceso que demuestre el enriquecimiento ilícito.
Una de las fuentes consultadas por Connectas calificó el gota a gota como un tipo de esclavitud moderna.
En Colombia, los créditos van desde 100 mil pesos colombianos, que equivalen a 30 dólares, a 2 millones de pesos colombianos, alrededor de 600 dólares, que son solicitados principalmente por vendedores ambulantes, transportadores, amas de casa y pequeños comerciantes.
Sin embargo, hay otros préstamos de más alta denominación que son respaldados con vehículos y bienes inmuebles.
Un estudio de la Universidad Central de Bogotá encontró que estos préstamos mueven alrededor de un millón de dólares diarios en el país, siendo 2018 uno de los años con mayor actividad violenta por este tipo de prácticas.
Actualmente, el 'gota a gota' en Colombia evolucionó al mundo digital y se ofrece a través de Internet, en sitios y redes sociales que están registradas ante Cámaras de Comercio.
México adopta el esquema
En 2012, México eliminó la visa para Colombia y para 2014 ya operaban “prestamistas” de dicho país.
En 2014, colombianos llegaron a ciudades como Cancún, Ciudad de México y otros lugares turísticos, pero se ubicaron en zonas de alta marginación.
La Agencia de Investigación para Extorsiones de la Fiscalía de la Ciudad de México explicó que en nuestro país, la operación del préstamo gota a gota consiste en la repartición de tarjetas en mercados y pequeños comercios ofreciendo préstamos sin fiador, sin ninguna condición, pero con intereses altos, superiores al 20 por ciento y con cobro diario, señala el análisis.
Connectas reveló que “en diciembre de 2017, cinco colombianos desaparecieron en Cancún, Quintana Roo, en una alianza macabra entre la policía y los carteles del narcotráfico. De nuevo el tema del 'gota a gota empezó a tomar importancia, pero fue sólo hasta el pasado mes de enero en que una autoridad se refirió al caso”.
Información de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) señala que estos préstamos se ofrecen principalmente a personas con comercios, a quienes les prestan entre 2 mil y 60 mil pesos.
Las personas se comprometen a pagar pequeñas cantidades diarias pero los intereses mensuales van desde el 20 al 50 por ciento.
La dependencia subraya que hay casos donde los operadores del crédito cobran con violencia o roban mercancía a los comerciantes, para exigir el pago.
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CG