Cozumel guarda inmensos secretos que son atractivos para el turismo, uno de ellos es la granja de perlas, que se localiza a cinco metros bajo el mar en el lado norte de la isla, y que es propiedad de una familia que renunció a las comodidades de la capital mexicana para probar suerte en Quintana Roo.
Esto ocurrió en 2001, cuando los Caamaño decidieron dejarlo todo y apostar porque las ostras Pinctada Radiata, que tenían en una zona de la ínsula, con la esperanza de que produjeran perlas, ya que tenían las condiciones para hacerlo, pero que desconocían que los ciclones tropicales que a veces azotan la zona podrían afectar su inversión.
Fue el Huracán Wilma, en el 2005, el que hizo dudar a don Francisco Caañamo y a su familia, pues el fenómeno meteorológico de Categoría 5 arrasó con los laboratorios de implantación y las granjas que habían armado con su esfuerzo, se perdieron durante el embate de los vientos del ciclón.
Pero en lugar de irse, retomaron fuerzas y se pusieron nuevamente a rearmar su proyecto, esta vez, pensando en una manera de que no volviese a ocurrir un desastre parecido si un ciclón llegase a tocar tierra cozumeleña, por lo que mejoraron y reforzaron las nuevas grajas e instalaron una imagen de la Virgen de Guadalupe frente a ellas.
Tras 12 años, y diversos ciclones que han pasado por Cozumel, no han logrado que las granjas de perlas se destruyan; esto lo contó el propio Francisco Caamaño a diversis medios, donde mantiene los trabajos de cuidado de las ostras, así como las labores del laboratorio.
CG