Aguakan, empresa concesionaria del sistema de agua potable y alcantarillado de Isla Mujeres, Cancún, Puerto Morelos y Playa del Carmen, se dedicó durante 2022 a “acarrear agua para su molino” y abandonó las necesidades de los habitantes; logró 40 por ciento más de utilidad neta, pero redujo en 23 por ciento la inversión en la ampliación de la red del servicio, pese a que aún hay pobladores sin cobertura del servicio.
Hasta 2021, según un diagnóstico de la Secretaría de Bienestar, una tercera parte de la población -7 mil 900 personas, en 2 mil 93 hogares- no tenía agua para consumo humano; cifra que representa el 34.7 por ciento, o sea, poco más de uno de cada tres ciudadanos.
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Y parece que el problema del drenaje doméstico no se refleja en los números; según Bienestar, solamente 44 viviendas, habitadas por 100 personas, carecen de él. Pero, como ocurre en el resto de la Península de Yucatán, la mayor parte de las casas usa el sistema de fosas sépticas, aunque no están recomendadas para esta región.
Según Mauricio Cecilio Domínguez Aguilar, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), 14 mil toneladas de heces fecales eran filtradas al subsuelo, adicionales a unos 11 millones de metros cúbicos de aguas residuales… hace 15 años.
El dato no es exagerado si consideramos que, al igual que en otros asentamientos de Quintana Roo -un Estado con vocación turística-, el número de habitaciones de hotel no sólo es superior al de los pobladores, sino que los supera en crecimiento: entre 2005 y 2020 se mudaron a la isla 11 mil 539 personas y se edificaron 26 mil 62 cuartos; es decir, se avecindaron dos personas por día, en promedio; pero en ese mismo lapso se construyó el doble de habitaciones, o sea, cuatro.
Sin embargo, extrañamente, este crecimiento exponencial de la infraestructura hotelera no lo justifica ni en el tamaño de la isla -unas 70 canchas de futbol a lo largo y cuando mucho, 10 en su parte más ancha- ni la ocupación de cuartos promedio; según Datatur, el sistema de información pública de la Secretaría de Turismo, el mejor registro desde 2003 lo tiene en 2021, con 56.85 por ciento.
Por si esto fuera poco, como en las otras islas del Caribe, el agua de lluvia puede ser su peor enemigo: en el Centro, los negocios tienen en las paredes la marca del agua que sube, en cuestión de 30 minutos, hasta un metro de altura, cuenta Baltazar Reyes Maldonado, pionero del sitio turístico que nació, junto con Cancún, hace medio siglo, y cuyo negocio está en la calle Hidalgo, una de las principales.
Con el agua al cuello
El municipio de Isla Mujeres no sólo comprende el pedazo de tierra homónimo, sino también a Isla Contoy, además de una porción del territorio continental, pero en la cabecera tiene apenas siete kilómetros de longitud y un kilómetro de ancho en su parte más extensa.
Después de una tormenta, pasadas las 14:00 horas, una mujer en traje de baño intenta brincar un enorme charco de agua lodosa, con arena y hierba, para entrar a comprar un helado; quienes la observan dicen que “es lo menos grave que le puede suceder”: en temporada de lluvias, el nivel del agua pluvial en el Centro de Isla Mujeres puede subir hasta un metro.
Pese a que tiene menos de 50 años como destino turístico, Isla Mujeres acumula problemas históricos, como el mal manejo de las aguas pluviales y el drenaje, en medio de un crecimiento rabioso y un tanto inexplicable del sector hotelero: el número de cuartos aumentó 30 por ciento, pero la cantidad de visitantes no se refleja en el porcentaje de ocupación.
Al igual que sucedió con Cancún (Benito Juárez), Isla Mujeres nació en el sexenio de Luis Echeverría y fue fundado un año antes del fin de su mandato (1975). Sin embargo, desde 1964, mucho antes de la explosión de la Riviera Maya, el municipio insular tuvo el primer hotel, uno de cinco pisos, el Zacil Ha, pese a que el interés turístico de la zona, para el entonces Gobierno Federal, estaba enfrente, en Benito Juárez.
Explosión turística, explosión poblacional
Como cualquier polo poblacional y, en este caso, turístico, la cabecera mantuvo una evolución importante en el crecimiento de habitantes desde su fundación y, a la par, en la necesidad de servicios públicos. Para la década de los 70 vivían ahí 6 mil 867 personas. Treinta años después, en el 2000, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) reportaba una población de 11 mil 313 habitantes. En el 2005, la cifra bajó sólo un 1.5 por ciento, y cerró en 11 mil 147 ciudadanos isleños.
Sin embargo, en menos de cinco años, tras el boom turístico de inicios de siglo, aumentó 45.3 por ciento respecto al nivel poblacional de cinco años antes: 16 mil 203 residentes.
En 2015 llegó a 19 mil 495 y la última cifra, de 2020, es de 22 mil 686, repartidos en 4.22 kilómetros cuadrados de territorio destinado al uso urbano.
La creación de nuevos cuartos de hotel es tal, que hay más habitaciones disponibles que habitantes. Según Datatur, el Sistema de Información Pública de la Secretaría de Turismo (Sectur), para el año 2003 había 24 mil 995 cuartos y un promedio mensual de 5 mil 215 visitas. El porcentaje de ocupación hotelera ese año fue de 40.38 por ciento.
En el 2005, el total de habitaciones hoteleras disponibles subió a 29 mil 822 y el promedio mensual de visitantes, a 9 mil 4, con una ocupación anual de 57.04 por ciento. Cinco años después, en 2010, hubo una mejoría considerable en la ocupación, pues alcanzó 17 mil 741 visitas en promedio y un porcentaje de 46.72 por ciento. Las habitaciones subieron a 31 mil 403.
Es en los últimos 10 años cuando hubo un aumento notable. Para 2015 reportaba 38 mil 719 cuartos de hotel y para el 2020 llegó a 51 mil 57 cuartos: un aumento porcentual de 31.8 puntos. Para el nivel de visitas, 2015 fue uno de los mejores años: reportó 29 mil 29 turistas; cinco años después, en plena pandemia de COVID-19, se registraron 14 mil 92 turistas.
Durante el periodo de cierre por los contagios de coronavirus, la ocupación bajó a 20.98 por ciento; el peor dato de las últimas dos décadas. En plena recuperación económica por el regreso a las actividades, Isla Mujeres registró 29 mil 26 visitas al corte de diciembre de 2021 y un porcentaje de ocupación de 56.85 por ciento (el mejor desde el primer reporte de 2003).
La anegación de Isla Mujeres
Baltazar Reyes Maldonado, empresario restaurantero del Centro, con 50 años de vivir en la isla, narra que “al paso de los años sí ha cambiado el problema… ha empeorado. Aquí, en la calle Hidalgo, donde está mi negocio, se inunda; a una cuadra hay dos bombas que maneja Protección Civil y se activan cuando hay mucha lluvia. Si la bomba no está conectada y la lluvia es fuerte, en menos de 30 minutos sube el agua. Lo único que hace la autoridad es prender la bomba en el temporal”, explica.
Entre los meses de junio y julio, la empresa concesionaria Aguakan comienza con el desazolve de las cañerías, “donde hay”. En varias partes del Centro de la ciudad no hay rejillas de drenaje pluvial, según constató Por Esto! en un recorrido; en el pasillo de las artesanías, los locatarios y restauranteros tuvieron que subir el nivel de las entradas con escalones y muros para contener el agua; pero la solución resultó peor que el problema. El estancamiento de las precipitaciones ya rebasa esos pequeños muros y ahora los negocios se convierten en “piscinas”. Al entrar a las tiendas se ven las marcas de la inundación en las paredes y la cerámica reventada por el contacto con el agua. El olor a humedad es permanente; en los ganchos se pueden ver playeras y gabanes manchados y decolorados por la acción del agua y el sol.
“Los compañeros vendedores de artesanías suben su mercancía a cajas de plástico para poder proteger su inversión […] en el caso de mi negocio, la gente que quiere entrar y que ya conoce mi comida, pasa, aunque el agua le llegue a la cadera. Pongo un protector antiderrapante en los escalones y procuro que se acomoden bien. La gente pregunta cómo se puede solucionar esto, y les respondo: que pongan más bombas o una bomba de achique más grande”, lamenta Baltazar.
¿Aguakan se irá de Isla Mujeres?
Desde 1993, la empresa Desarrollos Hidráulicos de Cancún SA de CV -que utiliza la marca Aguakan, que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV)- recibió la concesión para operar el sistema de agua potable, drenaje y alcantarillado de Isla Mujeres, con un contrato exclusivo para la explotación de los recursos hídricos y su operación; en aquel entonces, la empresa del cuestionado Jorge Ballesteros pagó 15 millones de nuevos pesos por el inicio de operaciones; luego, otro desembolso de 3.5 millones de nuevos pesos por el primer año de operaciones.
La concesión primigenia fue firmada por el entonces Gobernador Mario Villanueva Madrid y el Alcalde de Isla Mujeres, Jorge Cárdenas Bazán. En 2014, el entonces Gobernador Roberto Borge le extendió la concesión hasta el 2052.
Pero los números de la empresa -cuestionada incluso por la propia ciudadanía, que el pasado 5 de junio votó, en referéndum, para que le quitaran el control de los servicios que opera- demuestran que se ha preocupado más por ganar dinero que por solucionar el problema del alcantarillado o del agua potable.
De hecho, según sus resultados en la BMV, redujo la inversión en la red hidráulica, al mismo tiempo que obtuvo mayores ganancias, a costa de los clientes: les aumentó la tarifa de agua. Registró una utilidad neta de 359.1 millones de pesos (mdp); 39.8 por ciento más que en el primer semestre de 2022, cuando fue de 256.9 mdp.
Además, los ingresos por el cobro de servicios en 2022 sumaron mil 441.4 mdp; 24.3 por ciento más que en 2021, cuando sumó mil 159.8 mdp. Este año, Aguakan cobró 190.3 mdp en Cancún (Benito Juárez), Isla Mujeres, Puerto Morelos y Solidaridad, gracias al aumento de 5.5 por ciento en el cobro de metros cúbicos facturados, mayores entradas de derechos por litros por segundo (68.6 millones de pesos), y “otros ingresos” (22.7 millones de pesos), según detalla en su último reporte financiero.
Pero recortó la inversión en infraestructura hidráulica: el monto de construcción por ampliación de la red alcanzó 182.0 mdp; 22.9 por ciento menos que en el mismo periodo del 2021, cuando destinó 236 mdp. Esta baja se debió a “menores inversiones efectuadas por la concesionaria durante 2022”, apuntan sus resultados en la BMV.
En las elecciones a la Gubernatura del 5 de junio de 2022 se realizó de manera alterna una consulta popular; se les preguntó a los votantes: “¿Está usted de acuerdo que en el Municipio Isla Mujeres la empresa Aguakan continúe prestando el servicio concesionado de agua potable, alcantarillado y saneamiento?”, a lo que cinco mil 880 isleños (57.3 por ciento) contestaron “No”. Como el resultado es vinculante, porque alcanzó el 35 por ciento de la lista nominal, procede el retiro de concesión de Aguakan, de acuerdo con lo determinado por el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo). Por ahora faltan detalles por saber cómo será el proceso del retiro de concesión en Isla Mujeres, también en Benito Juárez y Puerto Morelos; cómo se elegirá a la nueva operadora, si se seleccionará a un organismo público, como la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA), o si se otorgará a otra empresa.
Servicios de agua potable y drenaje, “cortos”
A las cifras positivas de Aguakan, se contrapone la realidad: según información del Gobierno del Estado de Quintana Roo, el municipio de Isla Mujeres sólo cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales para más de 20 mil habitantes y 50 mil habitaciones en 66 centros de hospedaje.
Y, aunque aparentemente están cubiertos todos los servicios básicos, la Secretaría de Bienestar presentó en 2021 un diagnóstico de la población con carencias: una tercera parte de los isleños no cuenta con el servicio básico de agua potable; exactamente un 34.7 por ciento.
Las personas sin acceso al agua potable ascienden a 7 mil 900, en 2 mil 93 hogares de Isla Mujeres, además de 100 pobladores sin acceso a drenaje en 44 viviendas, lo cual se traduce en una falta por parte del sistema local.
Así, aunque por diferentes medios (redes sociales o tradicionales), los ciudadanos denuncian fugas y rupturas de la tubería del drenaje de aguas negras, Aguakan no responde.
Desde hace 15 años, Mauricio Cecilio Domínguez Aguilar, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), denunció que 14 mil toneladas de heces fecales son filtradas al subsuelo, mientras que 11 millones 250 mil metros cúbicos de aguas residuales contaminan los mantos freáticos. Y Aguakan… sigue ganando mucho dinero.
Continuará...
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JG