Guardián de la Bahía de Mujeres, enclavado en una zona rocosa, donde se dividen el mar calmo y la bravura del mar abierto del Caribe Mexicano, se alza el faro de Punta Cancún.
La estructura, con sus franjas horizontales rojas y blancas, las cuales han ido bajando de intensidad debido a las inclemencias climáticas y el sol, es uno de los sitios icónicos de la ciudad.
Se encuentra rodeado de las hermosas playas Caracol y Gaviota Azul, aunque para llegar es necesario caminar un poco y sortear algunos muelles, pero a pesar de ello, es un lugar maravilloso para llegar a ver los amaneceres o la puesta del sol.
Construido en 1981, con 42 años a cuestas, que ha soportado los embates de los huracanes Gilberto y Wilma, sirve como referencia de navegación en la zona, pero también se ha convertido en un atractivo muy visitado, donde se han tomado fotografías miles de turistas, familias locales e incluso profesionales y modelos.
Un águila pescadora suele pasearse frente a este titán y, en ocasiones, se posa en su cúpula para observar alguna presa que nade cerca de la superficie del agua, mientras quienes están cerca observan a la majestuosa ave y al faro maravillados al conjuntarse con el azul del océano.
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HS