La tradición de las serenatas, también conocidas como "gallos", está en peligro de desaparecer. Las nuevas generaciones parecen estar abandonando esta práctica, que solía consistir en visitar a personas en ocasiones especiales, como cumpleaños, aniversarios o el Día de las Madres, para cantarles mañanitas y canciones dedicadas. Luis Alberto Pech Aguilar, un músico local apodado "Muricho" comparte sus observaciones sobre cómo esta tradición ha ido disminuyendo en los últimos tiempos.
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En la actualidad, Kantunilkín solo presencia una o dos serenatas cada quincena, y la demanda se concentra principalmente en fechas señaladas como el 14 de febrero, el 10 de mayo y el 12 de diciembre. Estas fechas coinciden con San Valentín, el Día de las Madres y la celebración de la Virgen de Guadalupe, respectivamente.
"Muricho" señala que, antes de la pandemia, solía tener entre dos y tres servicios por noche, y en las calles de Kantunilkín, se encontraba con otros músicos que también se dedicaban a lo mismo. Había una alta demanda, lo que proporcionaba empleo a los músicos locales.
La serenata, también conocida como "gallo" o "asalto" en la zona, es una costumbre arraigada en la comunidad desde hace muchos años. En este evento, la familia se reúne a pocos metros de la casa de la persona homenajeada y se acompaña de un músico que entona canciones apropiadas para la ocasión. Las melodías varían según la edad y el género del homenajeado, desde niños y niñas hasta quinceañeras y adultos. Las canciones incluyen las tradicionales "mañanitas."
Actualmente, la tradición de las serenatas se encuentra en declive, ya que son principalmente las personas mayores quienes continúan practicándola. Las nuevas generaciones han adoptado otras formas de expresar su cariño hacia sus seres queridos, lo que está contribuyendo a la pérdida de esta hermosa tradición.
“Muricho” cobra actualmente 200 pesos por servicio, durante la cual interpreta cinco canciones, incluyendo las mañanitas. Su repertorio abarca una amplia variedad de canciones adecuadas para diferentes edades y ocasiones. Aunque existen pautas generales para la elección de melodías según las fechas, también está dispuesto a complacer los gustos individuales de sus clientes o los homenajeados.
En Kantunilkín, un reducido grupo de personas, como Luis Alberto Pech Aguilar "Muricho", se dedican a mantener viva la tradición. Sin embargo, la demanda de este servicio ha disminuido significativamente en los últimos tiempos. A pesar de los desafíos que enfrenta, “Muricho” continúa llevando alegría a las personas a través de la música, preservando una parte importante de la cultura local en peligro de desaparecer.
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HS