Los efectos de la surada que comenzó ayer durarán alrededor de cuatro días, con rachas de vientos de hasta 42 km/h en mar abierto, lo que obligará a los pescadores a permanecer en tierra hasta el martes, anticipó la Capitanía de Puerto.
También tendrán que posponer sus salidas los botes menores de recreo, aunque los mayores a 40 pies de eslora podrán navegar. Sin embargo, varios grupos de visitantes cancelaron sus viajes, señalaron empleados de clubes de playa.
Por otra parte, no será seguro el esnórquel dentro del Parque Marino Nacional, por los fuertes vientos, que alcanzarán los 40 km/h el día de hoy, en la Bahía de Mujeres, y se incrementarán mañana, después del mediodía.
En Playa Norte atracaron ayer menos de 100 embarcaciones, aunque por su posición geográfica no resentirá los fuertes vientos, por lo que es propicio para la recreación de los turistas.
Sin embargo, el panorama cambiará el lunes, pues desde temprana hora los vientos alcanzarán rachas de 38 km/h, y se elevarán a 43 km/h a las 13:00 horas, lo que podría afectar la llegada del turismo masivo, hasta en un 30 por ciento, según estimación de trabajadores de clubes de playa y personal de la terminal marítima de la Administración Portuaria Integral de Quintana Roo (Apiqroo).
La parálisis de la pesca ribereña afecta el abasto de escama de los restauranteros, pues los constantes frentes fríos les han impedido acumular reservas. Muchos están al día y el mal tiempo ocurre a siete días de la Semana Santa.
El principal sitio turístico de consumo de pescado, Playa Tiburón, no tiene suficiente abasto, por lo que el alimento podría volver a suplirse con pollo, como ocurrió en el 2018 y 2019.
El producto traído de Yucatán es insuficiente para atender la demanda de este periodo, y no será sino hasta el 1º de abril cuando se levantará la veda del mero.
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NR