Desde que la Secretaría de Gobernación, en el 2005, hizo legal la presencia de casinos, muchos habitantes de Cancúnhan desarrollado la ludopatía, padecimiento que los hace adictos a los juegos de azar y es muy común que las personas con este problema pasen días y noches enteras dentro de dichos establecimientos.
Son una decena de casinos los que tienen permiso de laborar en la ciudad de Cancún, pero es sabido que dentro de las regiones de Benito Juárez existen estos tipos de negocios que operan en la clandestinidad y que manejan apuestas de grandes cantidades de dinero, incluso, algunos hasta de drogas.
Fue en el año 2005, cuando el entonces Secretario de Gobernación y hoy Diputado Santiago Creel Miranda, les “regaló” la concesión de estos casinos a personas muy influyentes dentro de la vida social y política del país, ya que el hoy legislador del PAN, de acuerdo con la información del propio registro de la Dirección General Adjunta de Juegos y Sorteos, otorgó en un día, el 25 de mayo de 2005, 266 autorizaciones en la república.
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No obstante, que en México ya existía una cultura muy arraigada de apuestas y juegos de azar, la colocación de estos sitios con ambiente agradable, edecanes y bebidas de cortesía fue toda una revelación para esa generación que creció perdiendo todo su dinero en las maquinitas de juegos, ya que por aquellos tiempos sólo se permitían las apuestas virtuales, es decir, sin crupiers y sin talladores de cartas.
Hoy esa generación que creció acudiendo cada semana al bingo y apostando de manera virtual, creció con esta enfermedad que no sólo destruye a un individuo, sino que es capaz de terminar con matrimonios y familias enteras, si no se atiende el problema a tiempo.
En Cancún, la pandemia agravó el problema, ya que los juegos online y las apuestas virtuales resultaron ser igual o hasta más adictivas para estos jugadores compulsivos, quienes llegan incluso a apostar sus propiedades y empezar a delinquir para poder pagar su adicción.
La ludopatía es un trastorno mental caracterizado por la adicción al juego (de azar) y la necesidad de apostar. Es decir, una alteración progresiva del comportamiento hacia el juego, donde se repite un patrón de conducta incapaz de controlar.
El juego compulsivo es más común en personas jóvenes y de mediana edad. Jugar compulsivamente durante la infancia o la adolescencia aumenta el riesgo de desarrollar una adicción por este tipo de prácticas. Sin embargo, el juego compulsivo en la población de adultos mayores también puede ser un problema.
Para ayudar a las personas que sufren de este padecimiento, existen varios psicólogos en la ciudad que por medio de terapias, ayudan a los enfermos a superar esta adicción, así como grupos de ayuda que actúan con los mismos pasos que los alcohólicos anónimos, es decir, la filosofía religiosa y el “un día a la vez”.
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NR