Por Yolanda Aldana
“No solamente es un seno, es parte de ti, como mujer, es parte de nuestro ego. De hecho, yo no podía verme al espejo”, dice Margot
“Yo me siento hermosa, yo soy feliz y me acepto como soy”, señaló Renata Peña Martínez
Renata Peña Martínez y Margarita Ramírez Fernández son dos mujeres quintanarroenses que, a raíz del retiro de sus senos por el cáncer de mama, están trabajando en reconciliarse, aceptarse y ser felices de estar vivas, al haber vencido esta voraz enfermedad, a través de que les realizaran tatuajes en sus cicatrices de su pecho y de esta forma han ido materializando que su cuerpo nunca ha dejado de ser bello.
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En el marco del Día Mundial Contra el Cáncer, Renata Peña Martínez habló para diario Por Esto! de su experiencia de sobrevivir al cáncer y cuál ha sido el proceso tras la mastectomía total en su cuerpo.
La quintanarroense relató que ha trabajado esta recuperación mental y física con el grupo de expertos multidisciplinario Creer, en donde hay oncólogos, psicólogos y nutrió logos, en donde el objetivo es ayudar a las personas y a las mujeres que no han pasado este proceso que no es nada fácil.
Renata Peña recordó que a los 48 años de edad le diagnosticaron cáncer de mama y ahora ya tiene 51 años de edad, por lo que describe esta experiencia de vida como un renacer, en la que tenía dos opciones, la primera hundirse en la depresión y en la oscuridad, que es a donde esta enfermedad lleva a las pacientes o encontrar la manera de sobrevivir.
“Opte por la luz, por el amor que me han dado mis amigos y familia, grupos de apoyo, como Creer y lo que te queda es ser feliz. Si la vida te da limones, pues has limonada. Estoy feliz por estar viva”, aclaró.
Al cuestionar a Renata Peña cómo ha vivido la presión y las atribuciones que llega a tomarse la sociedad al criticar y opinar sobre el cuerpo de las mujeres, y toda la construcción histórica que hay en el mundo, en cuanto a lo que es femenino, respondió:
“Cuando estas en este proceso, los médicos, llegan y te preguntan ¿De qué tamaño quieres tus implantes? No, espera, yo no quiero un implante, que sea ajeno a mí cuerpo, que me va a dañar a la larga. Porque la enfermedad de los implantes es real, tengas o no cáncer, un implante mamario te va a enfermar”.
Renata Peña aseveró que sigue siendo mujer con o sin implantes y que un par de senos no la define como mujer, “yo me siento hermosa, yo soy feliz y me acepto como soy”, señaló. Indicó que ella llegó a la etapa III, ya con metástasis en ambos senos y los ganglios, pero ahora tras la mastectomía visita al médico cada seis meses y afortunadamente no tiene indicios de que el cáncer haya regresado.
Señaló que renació como una mariposa, misma que posa como un tatuaje en un lecho de rosas, las cuales están dedicadas a su madre, quien sí falleció por el cáncer y no pudo soportar las quimioterapias.
Ave fénix
Margarita Ramírez Fernández mejor conocida como Margot, tiene extirpado uno de sus senos, en el cual ahora tiene el tatuaje de un ave fénix, ya que considera que la cicatriz que lleva es una línea muy delgada entre la vida y la muerte, porque en este largo proceso de cáncer, ha tenido en los últimos años le genera la misma sensación física, que tiene esta leyenda, de un ave que surge entre las cenizas.
Margot explicó que ha sido muy difícil la reconciliación que ha tenido con su cuerpo, luego que le retiraran por completo uno. “No solamente es un seno, es parte de ti, como mujer, es parte de nuestro ego. De hecho, yo no podía verme al espejo, fue bastante difícil”, dijo.
La playense mencionó que el método que uso para empezar a sobrellevar este nuevo cuerpo fue el bromear con el cáncer que tuvo, al decirle a la gente que estaba“media despechada”, ya que afecta mucho a las mujeres que pasan por esto, en cuanto a la autoestima y a volver tener intimidad sexual con una pareja, ya que los mismos senos están ligados a la sensualidad femenina.
Margarita Ramírez relató que hace más de un año que concluyeron sus quimioterapias, pero la vigilancia médica no ha cesado y cada determinado tiempo viaja al Hospital Oncológico en Campeche para que la revisen.
Detalló que esos viajes son costosos, ya que no solo viaja ella, sino tiene que tener a un acompañante, que le brinde apoyo físico y hasta emocional.
Margot recordó que el cáncer de mama llegó en medio de la pandemia, estando desempleada y con la única opción de realizar bazares de venta de ropa y artículos para tener dinero para su tratamiento.
Ahora después de un año, Margot ha difundido en sus redes sociales la imagen de su tatuaje, sigue sorprendiendo a más de una persona, que por un momento se les olvida el cáncer de mama por el que pasó y solo ven un ave fénix.
Ambas quintanarroenses valientes exhortaron a las mujeres a palparse y no dejar de hacerse las revisiones médicas para prevenir o atacar con tiempo este terrible mal.
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