Las declaraciones de Grisell Balderas Jonguitud, presunta víctima de violencia vicaria a manos de su expareja sentimental, Ernesto Eden Becerra Pliego, quedaron en entredicho con una serie de denuncias presentadas ante la Fiscalía General del Estado (FGE) y testimonios de sus vecinos y la abogada de éste, quienes la evidencian como la verdadera agresora de su hijo, al punto de ni siquiera tener su custodia; y la acusan de “colgarse” del movimiento feminista de Quintana Roo.
Natyeli Ruiz Sánchez, defensora de Becerra Pliego, informó que su cliente denunció ante las autoridades a Balderas Jonguitud por violencia familiar, luego de descubrir moretones en varias partes del cuerpo de su hijo. La acusación quedó asentada en la carpeta de investigación EXP/1082/2020, ante el Poder Judicial del Estado, en Playa del Carmen. Asimismo, el ciudadano solicitó la demanda de la guardia y custodia del niño M. B. B., la cual fue concedida por el Juez Martín Cetina Zavala
La litigante resaltó que Grisell Balderas no tiene jurídicamente a su hijo desde el 2019. “Esto es muy importante porque ella se ostenta como víctima cuando no tiene calidad jurídica”.
Destacó que Balderas Jonguitud se ha escudado en el trabajo de las feministas y ha asegurado todo este tiempo que es víctima de violencia vicaria, y reiterado ante los medios de comunicación que el padre de su hijo cometió el delito de sustracción de menores, el cual aparece asentado en la carpeta FGE/QROO/SOL/11/5516/2020; sin embargo, no dice que su exmarido es quien tiene la guardia y custodia. Además, cuando acudió a presentar su denuncia, el Fiscal le señaló que ella no puede tener al niño, debido a una orden de restricción iniciada por violencia familiar, bajo el número de carpeta de investigación FGE/QROO/SOL/10/5202/2020.
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Por su parte, Becerra Pliego señaló que su hijo nunca ha ido a la escuela y siempre permaneció dentro del domicilio de su madre, quien lo ponía a cuidar a su medio hermano, más pequeño que él.
Refirió que Balderas siempre alegó que M. B. B. hacía home schooling, pero “fue mentira, porque nunca ha estado regulado ante la SEP y la SEQ”, dijo, y presentó documentos de la Secretaría de Educación Pública que prueban que el niño nunca estuvo inscrito.
Añadió que esto fue siempre un motivo de disputas, pues el niño solamente estudió por un tiempo en el Colegio Herbart, en el 2013.
Con esta información, la corresponsal de Por Esto! se apersonó en el centro educativo referido, donde una profesora respaldó que M. B. B. solamente acudió al Jardín de Niños por tres meses, y luego fue retirado por sus padres, quienes, presuntamente, tenían problemas personales.
En una revisión exhaustiva de la demanda presentada contra Balderas, hecha por este medio de comunicación, se descubrió un antecedente del cual se valió el juez Martín Cetina Zavala para concederle la guardia y custodia de M. B. B. a Ernesto Eden Becerra. Los vecinos A. A., L. H. y M. P. P. denunciaron, el 27 de agosto del 2019, a la mujer por violentar a su hijo. La acusación quedó asentada con el número de expediente M21012019.
“No podemos ser cómplices, a nosotros se nos hacía muy deshonesto no hacer nada y fuimos a levantar la denuncia ante la Procuraduría del Menor. Los llantos de los niños y los gritos de ella eran todos los días. Era un suplicio para los niños”, señalaron estos involucrados, quienes solicitaron ocultar sus datos por temor a la reacción violenta de la madre.
En marzo de este año, durante el Parlamento de Mujeres de Quintana Roo, Yari Amira Cárdenas Tuyub presentó la propuesta para tipificar la violencia vicaria en el Estado, y plantea una adición al Artículo 5 de la Ley de acceso de las Mujeres de Quintana Roo a una vida libre de violencia.
Este concepto fue acuñado por la psicóloga Sonia Vaccaro, en España, cuando atendió a una paciente que sufría por el asesinato de sus hijas, perpetrado por el padre de éstas, al punto que posteriormente se quitó la vida.
La violencia vicaria tiene como objetivo dañar a la mujer a través de quienes ama, principalmente sus hijos, y puede ser tan extrema como para causarle la muerte a éstos; es decir, la intención de dañar a la pareja supera cualquier afecto que el progenitor pueda sentir por sus propios descendientes.
En Quintana Roo, hasta el pasado 4 de noviembre, sólo había 13 denuncias por violencia vicaria, registradas durante septiembre y octubre. Sin embargo, de acuerdo con Lisbet Cornelio Ramos, Presidenta del Instituto de Empoderamiento y Liderazgo Zazil-Há, mucho antes que la violencia vicaria estuviera tipificada como delito, cada mes llegaban a las colectivas feministas, al menos 10 mujeres víctimas de violencia familiar.
De acuerdo con la reforma al Código Penal realizada este año por los Diputados de la XVI Legislatura, este tipo de violencia es más grave, porque hay dolo y es planeada.
Para que se determine que una mujer ha vivido violencia vicaria, como mínimo tiene que registrar cuatro de los cinco tipos de violencia establecidos contra mujeres y niñas en el ámbito privado: psicológica, económica, patrimonial, sexual y física.
De acuerdo con un estudio psicológico que Amira Cárdenas llevó a cabo con especialistas, se determinó que este tipo de violencia ocurre más en las familias de clase alta y media. “La estadística marca que la sufren las mujeres profesionistas, debido a que al agresor no le satisface que una mujer esté mejor preparada que él”, expuso.
Añadió que en todos los casos que ha atendido, los agresores son hombres que están en el poder y sus propias madres les ayudan a solventar los gastos del menor, para que no regresen con las nueras.
“La violencia vicaria es una sustitución que se quiere hacer específicamente para desaparecer la figura materna en los menores”, concluyó.
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NR