Tres isleñas libraron a cuatro turistas extranjeras de una presunta extorsión a manos de elementos de la Dirección de Tránsito, la noche del martes. Una de las afectadas, Julie Sage, agradeció públicamente en redes sociales a las locales.
Luego de la viralización del caso, las autoridades municipales aseguraron que ya tomaron cartas en el asunto e investigan a los responsables. En lo que va de la actual Administración se han realizado tres despidos de malos agentes policiacos y de Tránsito.
Según la publicación de Sage, ella y sus compañeras fueron detenidas por tres uniformados alrededor de las 23:00 horas del martes; estos alegaron que las mujeres conducían en sentido contrario, aunque no había señalamientos a la vista.
Refirió que a ella, como conductora, le exigieron su licencia de conducir. “Actuaron como si no supieran que la política de los arrendadores de carros de golf es conservar el documento, y el formulario del contrato sirve como licencia temporal”, explicó.
Luego le pidieron una identificación con foto y Sage respondió que no tenía otra a la mano. Después intentaron ver si tenía aliento alcohólico, pero todas estaban sobrias; entonces les solicitaron dinero o las llevarían presas.
Cuando las visitantes estaban reuniendo el dinero exigido aparecieron las ciudadanas e impidieron el abuso. “Tres mujeres que pasaban por el lugar empezaron a gritarle a los uniformados y nos dijeron que no les diera ninguna cantidad”. Perturbados, los oficiales dejaron ir al grupo.
Internautas coincidieron en que esta práctica es común en Isla Mujeres y en todo México con los turistas. Hilary Dotson dijo que “las únicas veces que me han robado en México fueron los policías. Dan miedo los agentes”.
Michelle Homer Ledbetter consideró que este evento le permitirá tomar sus previsiones, “no volveré a vacacionar”, atajó.
Adam Fitzgerald señaló que este es un truco viejo en México. A él le pasó en el 2003, cuando visitó el país. “La policía solo quiere algo de dinero, educadamente te extorsionan”.
Teri Riddle Poplaski narró que a ella le pasó algo similar, en febrero del año pasado, cuando estaba con su esposo. “Nos pararon en el carrito de comida. La policía trató de hacerle a mi marido una prueba de “respirador”, pero con algo que parecía un teléfono celular, sin nada para soplar. No estábamos haciendo nada malo, cuando una señora vino corriendo y empezó a gritarles. Después de un par de minutos, ella se volteó hacia nosotros y dijo ‘puedes irte’”.
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NR