En la actualidad el Centro Estatal de Bellas Artes fue el primer manicomio de Mérida y se inauguró en el año de 1906 por el presidente Porfirio Díaz; fue el primer edificio dedicado a la salud mental, enfermedades que eran consideradas incurables en aquella época.
En su momento fue construido para que los pacientes no se sintieran encerrados y pudieran sentirse como en una aldea apartada de la civilización, al paso de los años trascendió que habían abusos contra todas las personas que permanecían encerrados.
En el manicomio se practicaba la terapia electroconvulsiva o de electroshock que consiste en dar toques eléctricos en la cabeza, este tratamiento fue suspendido hasta hace algunos años; miles de historias envuelven el lugar muchos de ellos eran asociados como posesiones demoníacas.
El aterrador paciente del antiguo manicomio de Leandro Ayala
Existe un caso muy mencionado hasta el día de hoy, y es un hombre que ingresó al nosocomio en el año de 1908, se desconoce el motivo principal por el que fue encerrado, se dice que fue un rival político del presidente Porfirio Díaz que fue llevado ahí para desaparecer... El objetivo fue logrado pues el hombre falleció en 1938.
Se dice que no padecía de ninguna enfermedad mental y el encierro lo volvió loco hasta llevarlo a la muerte, el hombre no tenía familia, por lo que fue enterrado en una fosa común en los patios del lugar.
En noviembre y diciembre de cada año el alma de este hombre vaga por los pasillos de Bellas Artes para pedir hablar con un médico para que lo declare sano de sus facultades mentales y así poder descansar en paz.
El asilo Leandro León Ayala llegó a albergar a pacientes con esquizofrenia médica comprobada y a muchos más que la ciencia no podía dar explicación alguna de su padecimiento, como comentan algunos especialistas de lo sobrenatural, “en el Asilo Ayala se atendía a personas que de pronto quedaron poseídos por demonios”, por lo que según testigos, algunos sacerdotes llegaban al lugar para realizar liberaciones que la ciencia no podía resolver.
El fantasma del hombre lo han logrado ver pacientes, médicos, enfermeras, monjas, sacerdotes y empleados, pero jamás se supo oficialmente. Cuando el lugar se convirtió en el Centro Estatal de Bellas Artes, en la década de los 80, varios afirmaron aún haberlo visto nuevamente por los patios.
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CA