Localizada a un lado del río Usumacinta, el río más caudaloso de México, se encuentra la zona arqueológica de Yaxchilán, una auténtica ciudad perdida maya construida en medio de la selva, donde se han preservado maravillas arquitectónicas y varias estelas, valiosas para el estudio de esta cultura milenaria.
Construida hace aproximadamente 2 mil años como una pequeña aldea, Yaxchilán llegó a convertirse en una importante y populosa urbe a lo largo del tiempo, ejemplo del esplendor de las ciudades mayas durante el periodo del Clásico Tardío, es decir, entre los años 600 y 900 d.C.
Yaxchilán fue bautizada en honor de un río cercano del mismo nombre que significa en la lengua maya “piedras verdes”, aunque el epigrafista, antropólogo y lingüista ruso Yuri Knorozov, quien tiene el honor de haber descifrado los jeroglíficos de esta civilización, propuso que el nombre de esta ciudad debería ser “La Gran Casa de la Culebra”.
Las ruinas de Yaxchilán son muy extensas y gran parte del sitio permanece oculto y sin explorar debajo de la selva chiapaneca, por lo que actualmente solo es posible caminar la Gran Plaza, la Gran Acrópolis, la acrópolis pequeña y la acrópolis sur, además de algunos edificios pequeños a los que se puede llegar mediante senderos, sin embargo, esto debe de hacerse con precaución, pues no son pocas las personas que se han perdido explorando este sitio arqueológico.
A Yaxchilán se puede llegar por río o por carretera, sin embargo, se recomienda fuertemente tomar la primera opción, que le añade un toque aventurero a la experiencia, a pesar de que el trayecto es más tardado.
Debido a que el yacimiento antiguo de Yaxchilán se encuentra en medio de la selva, es posible ver animales silvestres y flora nativa, además de que hay vendedores de artesanías típicas del estado de Chiapas.
JMCG