Yucatán

Cualquier semblanza, cualquier perfil, cualquier ficha biográfica del escritor yucateco Agustín Monsreal debería empezar por señalarnos no tanto una trayectoria de méritos y blasones, sino el itinerario vocacional de un escritor que ha hecho, para siempre, algo grande de la brevedad, tanto en el cuento como en los terrenos de la minificción.

A propósito de este último género, Monsreal recibió el pasado domingo 14 de octubre el Premio Iberoamericano de Minificción “Juan José Arreola 2018”, en el marco de la XVIII Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México.

“En lo íntimo –dijo en entrevista- este galardón llegó en un momento muy significativo de mi vida, pues hace exactamente cincuenta años publiqué mis primeras minificciones en la revista “Punto de Partida”. Aquellos textos obtuvieron el tercer lugar del certamen “Varia Invención”, llamado así, precisamente, en honor a uno de los libros ejemplares del propio Juan José Arreola. Así que recibir este premio ahora es también la demostración de que yo no he mermado en mi tarea sobre la brevedad”.

Ha sido muy largo el camino de lo corto.

Autor de más de treinta títulos (sólo en 2016 publicó siete obras de narrativa), Agustín Monsreal Interián nació en Mérida en 1941, aunque desde niño se afincó en la capital del país con su familia. Todavía joven fue ocupado por el poder del lenguaje, colonizado por el verbo, pero esa suerte de encantamiento no le impidió involucrarse en oficios que hoy ya ni siquiera existen. Sin embargo, un día volvió al refugio de la palabra para escribir libros que, desde entonces, le eran necesarios.

“Es que escribir no es una simple vocación, sino un destino”, ha dicho el narrador y poeta en innumerables ocasiones. De ese destino irrenunciable surgieron obras como Los ángeles enfermos, Sueños de segunda mano, La banda de los enanos calvos, Infierno para dos, y Desde el vientre de la ballena, entre muchos otros libros de cuentos.

Sobre el premio recibido, el escritor dijo que es un reconocimiento para la minificción, puesto que un galardón de estas dimensiones nos revela que el género breve no es una moda, no es un pasatiempo o una frivolidad, “es decir, tampoco guarda relación con las brevedades que a veces se publican en redes sociales, donde en su mayoría son meras ocurrencias sin verdadero sustento literario”.

-La minificción va por otros rumbos: posee un sedimento, un fondo hermanado a la imaginación y al ingenio siempre con un soporte creativo -explicó.

Literatura corta de largo alcance, solía decir Julio Torri a sus alumnos, porque la minificción tiene por objeto nombrar con economía los despilfarros del alma. Agustín Monsreal puso en práctica esta sentencia que a la fecha lo ha conducido hasta el premio en homenaje a Juan José Arreola y a continuar con el trabajo escritural que es uno de los más importantes placeres de su vida.

“Lo mejor será escribir aún más. Tengo dos libros pendientes, casi resueltos. El primero es Sirenidades. En esta pieza está mi trabajo en favor de las sirenas, por las sirenas y para las sirenas, lo mismo de mar adentro que de tierra firme y agua dulce. El otro texto inacabado es La mujer de tu prójimo. En este caso me falta definir la estructura que tendrá el libro, porque el tono, la cadencia de las historias, ya están consolidadas. Pero algo queda al aire… No sé, eso se llama vivir por y para el cuento”.