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Carla Teresa Alonso Lizama recibió anoche el Premio peninsular de poesía

 

Margarita Díaz Rubio, presidenta del Patronato Prohistoria Penínsular (Prohispen), entregó anoche el Premio peninsular de poesía José Díaz Bolio 2018 a la joven estudiante de psicología Carla Teresa Alonso Lizama, quien participó en ese certamen con el poemario “La retórica del agua”, compuesto por 14 textos.

El presidente del jurado calificador, Fernando de la Cruz, dijo que participaron en total 43 poemarios que fueron enviados por vía electrónica y las deliberaciones las hicieron también por medios electrónicos él y el Dr. Amado Lascar, desde Athens, Ohio, Estados Unidos, así como el poeta Luis Armenta Malpica, desde Guadalajara.

La decisión fue por unanimidad de votos a favor del poemario que participó con el seudónimo Connan Mockasin.

El laudo oficial expresa que el poemario plantea una reflexión lírica sobre el discurso de Thomas Merton a los poetas en México, D.F., 1964, en un tono elegíaco salpicado de metalenguaje, y una propuesta estética consistente y en continuo movimiento”.

También por unanimidad, el jurado calificador recomendó otorgar una mención honorífica al poemario “Me han robado los antidepresivos por romper un vaso rojo”, escrito por Darío Martínez Hernández y presentado bajo el seudónimo de -Sádico X-.

Tras recibir el premio de poesía, Carla Teresa Alonso señaló que ha estado pensando en todo este asunto de la poesía, que cuenta con 21 años y que estudia una licenciatura que no tiene mucho que ver con el arte.

“Estaba pensando también en este escepticismo que me caracteriza al momento de tomar caminos, vías para ser yo. Y de repente, me encontré en una divagación profunda, un pensamiento me llevaba a otro y recordé una escena que tal vez describe mi primer acercamiento con este fenómeno lírico.”

Recordó que cuando tenía 6 o 7 años, ya dominaba la construcción de oraciones y le encantaba la materia de español y lectura.

“Recuerdo, era clarísimo mi afán de decir algo, de quejarme, de hacer que mi silencio prendiera en llamas y que todos me escucharan porque era urgente, porque no sabía qué estaba sucediendo”. Luego, esta idea me llevó a pensar en otra imagen. En ese despertarse temprano y sentir una motivación para hacer las cosas. Para que algo suceda. Ese despertarse y esperar a que en el transcurso del día haya alguna revelación, algo que explote, algo que vibre. Y entonces pensé en que si estaba dispuesta a pasar el resto de mi vida únicamente escuchando a la gente y contribuyendo en sus vidas, y sentirme útil por favorecer en la salud mental de mi estado, del país o del mundo.

La ganadora del premio señaló que ese hábito ya muy internalizado que es la reflexión, es lo que la tiene en Prohispen.

Agregó que existe una vía para creer en lo que piensa y abandonar por un momento el escepticismo que la caracteriza, se trata de la poesía. Es esta gran decisión que llegó mucho antes que mi libre albedrío. Este gran acto de libertad que cuando se presenta, siento que siempre estuvo.

“Y puedo sentirme segura de decir que seguirá estando. Porque la poesía, esta única verdad, es un camino lleno de símbolos donde aterrizo y veo todo muy cerca y donde todo es muy claro, aunque a veces no lo sea en esta realidad con la que tomo este micrófono”

“La poesía permanece, me lo ha demostrado. La poesía me ha dicho más que palabras. Más que versos. Me ha hecho pensar que lo que digo va más allá de una hoja, de una pantalla, de una secuencia y, entonces, soy muy cuidadosa. La poesía me hace observar, guardar silencio, moverme y sentir que he dado muchas vueltas pero que nada ha sido en vano, finalizó la ganadora.

(José Manrique)

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