Empiezan a llegar visitantes al Cementerio General y Xoclán

El Cementerio General de Mérida luce ya desyerbado, barrido y limpio para recibir a los visitantes que ayer, en muestra de respeto y cariño, comenzaron a llegar para pintar, sellar y poner flores y veladoras en las tumbas en las que yacen sus familiares.

A diferencia de otras épocas en que el Cementerio General lucía prácticamente desierto, ayer en sus calles interiores había carros estacionados cerca de las tumbas y personas que llevaban a cabo algún trabajo de última hora o hacían oración.

Algunos mausoleos de diseño muy destacado que han sufrido el paso de los años y cuyos dueños no han sido localizados, recibían trabajos de albañilería por parte del Ayuntamiento a fin de detener el proceso de deterioro y darle mejor imagen a ese lugar donde en las tumbas abundan los remates de cruces y de ángeles, y donde ya se empiezan a ver adornadas con flores naturales o de plástico.

Los puestos de flores las tenían en abundancia, pero lo que no abundaba todavía son los compradores, que empezarán a llegar masivamente apenas hoy.

Xoclán, lleno de colores

Cuando uno ve a lo lejos el Panteón Xoclán, sus tumbas lo hacen parecer una ciudad con pequeñas casas pintadas cada una de colores diferentes. Tal vez por ser más nuevo, su imagen es mejor y más vistosa, aunque igual de limpia, que la del Cementerio General. Ayer por todos lados asomaban las flores y las veladoras para el rezo, y la gente, en mayor número que en el Cementerio General, llevaba coas y machetes para quitar la hierba que crece encima o a los lados de los monumentos.

Muchas señoras previsoras llevaban sombrillas, y un matrimonio de ancianos llevaba gorras para protegerse del sol.

Por su parte, las cuadrillas de trabajadores se daban a la tarea de terminar de cortar la maleza, juntarla y subirla a carretillas para apilarla en los lugares donde será recogida por los camiones de limpia.

Como ya estaban cerca los días de muertos, todo empezaba ayer en ese panteón a lucir esplendoroso, hasta las flores, en particular las bugambilias que según parece tienen la sagrada misión de darle ánimos al corazón. Así, en lugar de ser un recorrido que entristece, la visita al panteón Xoclán se convierte en un paseo y deja un agradable recuerdo.

(Roberto López Méndez)