“Comencé a consumir bebidas alcohólicas a los 15 años, principalmente con amigos, con los que encontraba en la calle, pero con el paso de los años entendí que esos que se dicen amigos realmente no lo son”, dijo ayer José García León, hojalatero de oficio, casado y con dos hijos, que gracias al centro de rehabilitación Cottolengo logró superar esa enfermedad.
Hoy que he logrado superar mi enfermedad no quiero apartarme de aquí y tampoco de mi familia, dijo emocionado porque en tan sólo cinco días pudo entender que la recuperación es personal.
Entrevistado en el marco de la celebración del XXXIII del centro de rehabilitación y acompañado de su familia, José García nos explicó que gracias al programa de Cottolengo pudo entender que el alcoholismo fue en parte algo muy duro en su corta vida, pero que ahora se alegre de haber superado esa enfermedad.
—No me puedo quejar, porque aquí en Cottolengo nos ayudan mucho a controlar nuestras emociones, principalmente aquellas que nos motivan a seguir bebiendo licor y también nos ayudan a salir adelante con el apoyo de las hermanas y del padre Kemp.
Aquí descubrí que realmente son buenas personas, no me puedo quejar de ellos y el programa me ayudó, me ayudó a poder seguir adelante y a recuperar a mi familia, a tener una mejor calidad de vida, a darme cuenta que uno tiene que tocar fondo, de que esa vida de alcohólico ya no es para ti, que esa vida ingobernable ya no es para ti y que no puede seguir con eso.
Comprendí que si uno está bien, hay armonía en el hogar, pero si uno está mal, tu familia va estar mal, o sea, todo depende de ti y más que nada del poder superior, porque sin la ayuda del poder superior no podemos hacer nada y ese poder superior es Jesucristo.
Don José estaba acompañado de su esposa Maritza Maribel y de sus hijos Gloria y Rey García Rivero, así como de sus padres Santos Bernabé García y María Margarita León.
Sus progenitores manifestaron que han visto totalmente el cambio en su hijo que ahora es más responsable y que se preocupa por su familia y esperan que se mantenga así por toda la vida; eso es lo que le pedimos a Dios todos los días, desde que decidimos traerlo a Cottolengo para su recuperación.
—No quiero que mi hijo vuelva otra vez atrás, no quiero, yo quiero que él siga adelante, para mí significa mucho, estoy muy feliz con él y con ese cambio que tiene mi hijo, la verdad sí por eso doy gracias a Dios, dijo su papá.
(Víctor Lara Martínez)