Yucatán

Para entender a López Obrador

Lorenzo Salas González

En algunos programas de análisis –así les dicen, aunque abunden los epítetos descalificativos en contra de AMLO y haya más críticas que reconocimientos– de Televisa, ya aparecen algunos comentarios elogiosos y hasta destacan sus aciertos. Puede estar ocurriendo que López Obrador no desee más diatribas y sí, en cambio, motivos de acuerdo, porque para él es más importante sacar adelante al país, que usar su valioso tiempo en responder a los ataques sin sustento –que no son críticas sino agresiones bastardas– a los que acuden los televisos cuando de obtener dinero se trata.

Vale la pena reflexionar acerca de lo sucedido en “las benditas redes sociales”, donde muchos antiamlistas supusieron que le quitarían sus apoyos cuando tomara las primeras medidas que no les gustaran. Ha pasado lo contrario: ayer apenas, uno de los intelectuales de Televisa y que les sigue las huellas a las encuestas, expresó en honor a la verdad, que la aceptación de AMLO sigue muy alta, pues anda por los 80 puntos y la encuesta más negativa lo colocaba en el 68 % de aceptación. Explica el encuestólogo que ha perdido 10 puntos, pues estaba ne 78 %. A pesar de esto, de todos modos el 68 % es muy alto.

En las redes sociales ocurre un fenómeno muy interesante: mientras más atacan a Andrés Manuel, más aumenta su aceptación. Esto, dicho hasta por Roy Campos Esquerra, director general de Consulta Mitofsky.

Pero hay algo más interesante aún: en los días subsiguientes a la fecha en que se supo el resultado de las elecciones, en las redes bullía un pensamiento, expresado con mucho entusiasmo: Nosotros lo llevamos al triunfo. Y de ahí lo de “Mi presidente”, lo que ha derivado hasta la fecha en que cada uno –o más bien una, porque abundan las mujeres– desea que el Presidente Electo haga lo que cada quien cree y propone. Es más, expresan sus deseos con memes, con fotos modificadas o con añadidos, como por ejemplo, las que desean que EPN sea ahorcado, ponen una foto con una soga preparada con un nudo para tal efecto. Otros, le dibujan un traje de presidiario –de los antiguos, de gruesas rayas blancas y negras– y expresan que así desean ver al presidente aún en funciones. Los menos lo quieren ver fusilado y de ahí que lo dibujan ante un pelotón de fusilamiento.

Estas expresiones de las redes no las auspicia Andrés Manuel, sólo las considera manifestaciones libres de un Pueblo agraviado por tantos desmanes y actos de rapiña de quien nunca tuvo mesura en estos menesteres tan negativos y perjudiciales.

En el caso de sus críticos por televisión, López Obrador dice que tienen y tendrán toda la libertad que deseen, “sólo que me acepten mi derecho de réplica”, dice.

El tabasqueño no ha sido entendible por los televisos, pero en realidad él se mueve en varios ámbitos: la historia, la pedagogía y la estrategia. Como todos sabemos, admira a Miguel Hidalgo, a Benito Juárez, a Francisco I. Madero, y a Lázaro Cárdenas, los que son sus modelos a seguir, sus paradigmas.

Con sus actos, espera enseñar. Aplica lo que aquí hemos dicho varias veces: Más enseña Fray Ejemplo que Fray palabras. Su convicción religiosa, aunque le cree problemas con otros cereyentes, la pretende difundir y hasta aplicar. De ahí su propuesta de tener una Contitución Moral o Ética. Muchos han expresado sus quejas por esto, pero olvidan o no estudiaron historia, que José Vasconcelos propuso su Cartilla Moral apenas la Revolución empezó a cimentar el piso sobre el cual se desarrollaría México.

En cuanto a la estrategia, AMLO es una “chucha cuerera”, como suele decirse. En cada caso aplica una distinta, aunque se irriten sus adversarios que ya no saben qué hacer. El éxito de una estrategia se ve en el resultado. Hasta la fecha, a pesar de aún no ser el presidente, está cumpliendo sus objetivos, sus promesas de campaña, las acciones que considera son las acertadas para beneficiar a la mayoría de la población. El que no lo entiendan no es problema de él.