Yucatán

El número de cesárea que se practican en Yucatán y que llegan al 45 o 50% del total de partos (según datos del INEGI en 2014), no obstante que según la Organización Mundial de la Salud ese porcentaje no debe ser mayor al 10 o 15%, son parte de la violencia obstétrica, ponen en riesgo la vida de las mujeres, causan a veces muertes prevenibles y constituyen una violación a sus derechos humanos.

Eso afirmó ayer Otto Cuauhtémoc Castillo González, autor de la tesis “Violencia obstétrica, violación a los derechos humanos de las mujeres de Yucatán”, con la que ganó el primer lugar del concurso convocado por la Codhey para el “mejor trabajo final para titulación de nivel licenciatura”,

—¿Por qué es violencia obstétrica ese porcentaje de cesáreas? –preguntamos.

-Toda intervención quirúrgica, como lo puede ser una cesárea, implica un riesgo para la salud, ya que muchas veces se da la medicalización acelerada o no se respetan los tiempos biológicos de las mujeres para tener el parto.

-¿Por qué lo hacen?

-Bueno, hay diversos motivos: uno de ellos es el económico, y otro es el tiempo. Muchas personas dedicadas al campo de la salud, para hacer frente a la enorme carga de trabajo que tienen, realizan esas operaciones, pero ponen en riego a las mujeres.

-¿Entonces los doctores ganan más dinero mientras más rápido despachen a las parturientas?

-Es una tendencia; sin embargo, también la tesis aborda la no criminalización del personal médico, porque me planteé si era correcto tipificar la violencia obstétrica, es decir, que aparezca en el código penal, y tras un análisis concluí que no es lo correcto criminalizar a las personas de la medicina. De antemano a saber que pueden ser acreedores a una sanción por un delito. Entonces la manera adecuada de abordar el fenómeno para prevenir y erradicarlo, es a través del derecho penal mínimo. Eso quiere decir, entre menos sea el grueso del catálogo penal, sería mejor para la efectividad de los derechos humanos a través de políticas públicas que son diseñadas correctamente.

-Pero por ejemplo en esto de la violencia obstétrica, ¿no hay responsabilidad por parte del médico al aplicar este tipo de violencia para inducir el parto y no esperar el tiempo natural?

-Debería haber, y respecto de cada caso en particular, porque todo caso es realmente único y las circunstancias salen de control, habría que ver por medio de los comités de ética y bioética que hay en los hospitales, para determinar si es posible una sanción administrativa o no.

-Pero en todo caso es indebido, ¿no?

-Es indebido. Es una violación a los derechos humanos, exactamente.

-¿Qué otros casos hay? Porque yo he oído que las tratan mal y les echan en cara que primero disfrutan las relaciones sexuales y luego van a dar lata cuando les toca dar a luz…

-Sí, claro, la violencia obstétrica no sólo se constriñe a la medicalización excesiva o a la aceleración de partos, sino también puede ser por ejemplo las expresiones de discriminación que muchas veces las mujeres de las comunidades sufren. Tengo en la tesis un caso de una chica de Umán que con la privacidad que se tuvo me relató lo que vivió, pues le decían como por ejemplo: “si ya te gustó, ahora te aguantas”, y otras cuestiones que visibilizan el machismo.

-¿Todavía hay violencia obstétrica en Yucatán?

-Todavía hay, y en todo México también.

-¿Todavía hay cesáreas innecesarias?

-Todavía hay cesáreas innecesarias, especialmente en Yucatán. Hay que prestar mucha atención a esto, y aquí me gustaría recalcar la atención que se necesita principalmente en las mujeres de las comunidades indígenas o pueblos originarios.

-¿Pueden provocar incluso la muerte de la criatura o de la madre con una cesárea innecesaria?

-Sí. La expresión más violenta de la violencia obstétrica, la expresión más cruenta, es la muerte materna prevenible. De hecho la OMS y organismos como la ONU han establecido a través de los objetivos de desarrollo sostenible (las ODS) ya bajar la tasa de estas muertes maternas prevenibles.

-¿Qué porcentaje hay de muertes prevenibles por cesáreas innecesarias?

-Estamos elevados, me parece que sí rebasamos la tasa. A través de la plataforma nacional de transparencia solicité a la Secretaría de Salud y a los Servicios de Salud de Yucatán la información respecto a las muertes maternas prevenibles que hayan sucedido en el estado de 2010 a 2016, en la cual se me informó que no rebasaban las 7 muertes maternas en ese período de tiempo.

El caso de María Ligia

Sin embargo, hay casos extremos, como el caso de María Ligia, que sucedió hace como dos o tres años. El caso de ella fue llevado por GIRE, Grupo de Información y Reproducción Elegida, y es un caso realmente cruento de una mujer de Chaksinkín, que tiene una muerte prevenible totalmente por violencia obstétrica.

-¿Qué pasó?

-Ella, María Ligia, acude primero al hospital comunitario: Le niegan en una primera vista los condones y todos aquellos métodos anticonceptivos. Se embaraza, un embarazo gemelar. Y, bueno, en Chaksinkín no había ambulancia de esas llamadas ambulancias comunitarias que son combis y no cumplen con los protocolos establecidos. Entonces es llevada a Peto, la hacen esperar, de Peto la regresan a Chaksinkín, y luego de ahí a Mérida. Todo ese recorrido que tardó más de 2 horas, causó que llegara tarde, y que llegara ya con problemas al hospital de Mérida, y finalmente fallece junto con los productos gemelares que tenía, y la familia pregunta, el esposo pregunta qué sucede con María Ligia, y le decían que todo estaba correcto, que todo estaba bien, y luego que no, que falleció. Pregunta también por los niños y le dicen que estaban bien, y al final resultó que también habían fallecido, y esta información se la dan posteriormente, mucho, mucho tiempo después.

Otto Cuauhtémoc Castillo González, labora en el Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado, específicamente en el Departamento de Atención a Víctimas de Violencia.

(Roberto López Méndez)