Yucatán

Dra. en Arq. Yolanda Fernández MartínezPensando con la Ciudad De las participaciones federales a la salud fiscal municipal

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Resulta urgente que además de promover el incremento del porcentaje de las participaciones para los municipios, habría que trabajar en el fortalecimiento de las instituciones que gestionan y administran el territorio en la entidad, así como en la formulación de instrumentos innovadores para la planeación urbana, recaudación y financiamiento. Ya que, de los 106 municipios de Yucatán, habría que evaluar lo siguiente: ¿cuántos de ellos cuentan con un programa de desarrollo urbano vigente?, ¿cómo recaudan su predial?, ¿cómo ha funcionado la estrategia de contribución por mejoras? Y finalmente, ¿cómo logramos que los municipios sean generadores de su propia riqueza a través de la gestión asertiva de su territorio y de sus actividades económicas?

Recientemente en el Congreso del Estado de Yucatán se discute una iniciativa para reformar el artículo 5 de la Ley de Coordinación Fiscal de Yucatán para aumentar del 20 al 23 por ciento las participaciones que reciben los municipios, ya que de esta manera podrían recibir hasta 418 millones de pesos más que lo que recibieron el presente año. Cabe destacar que conforme a lo que establece la mencionada Ley, así como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público con respecto al Ramo General 28 de las “Participaciones a entidades federativas y municipios”, estos recursos provienen en parte de la economía de los hidrocarburos y de la adquisición de autos nuevos. Es decir, nuestra forma de generar recursos propios depende en gran medida de una condición que hoy en día presenta una crisis energética mundial y que tiene repercusiones directas con la forma de movilidad que prevalece en nuestro país, mientras que en otras partes del mundo ya se ha tomado la iniciativa de migrar para el año 2025 a la movilidad eléctrica, ni siquiera a la híbrida.

Si bien Yucatán es una de las entidades que menos recursos recibe de las participaciones federales, y con esta iniciativa podría aumentar en un 3% su presupuesto anual para apoyar el desarrollo de los municipios habría que analizar dos cuestiones fundamentales. La primera tiene que ver con el seguir dependiendo de la economía de la extracción petrolera, toda vez que nos pone en desventaja carecer de una economía de transformación. Por tanto, sería interesante analizar cómo le hacen para hacerse de recursos esos países que carecen de una economía del sector primario y en específico de los hidrocarburos. En segundo lugar, resulta pertinente evaluar qué tan proactivo puede ser que los municipios dependan de las participaciones federales, toda vez que como hemos precisado, un porcentaje de éstas dependen de nuestra producción petrolera y de los impuestos derivados de la adquisición de autos.

Esta situación de crisis energética y financiera de escala mundial, debería ser un aviso para abordar los problemas de financiamiento urbano de escala municipal de otra manera. Es decir, como primer paso puede ser el aumentar el porcentaje de la participación del 20% a 23%; pero ante un mundo cambiante y de procesos acelerados, se debería pensar en lo que los investigadores del Lincoln Institute of Land Policy llaman como “salud fiscal municipal”.

La salud fiscal municipal es “la capacidad de los gobiernos locales para planificar, administrar y pagar por servicios e inversiones públicas críticas”. Cabe destacar que además de los retos globales energéticos y de avances tecnológicos, las ciudades crecen más rápido en tamaño y población, y como consecuencia, los gobiernos municipales cada vez se vuelven más vulnerables para poder atender responsabilidades más complejas y de mayor área, así como de asumir las consecuencias costosas en un futuro próximo, en caso de no poder financiar con antelación las grandes infraestructuras y proyectos urbanos que las ciudades y localidades ya nos están debiendo.

En virtud de lo anterior, la salud fiscal del municipio requiere pensar en la independencia económica de los gobiernos locales para ser proactivos y generadores de su propia riqueza, independientemente de las participaciones federales, así como de los altibajos del precio del crudo en el mercado mundial.

Para ello, una de las estrategias más destacada se relaciona con formas innovadoras de gestionar el territorio. Es decir, si las ciudades y el territorio son fuente de riqueza a través de los usos de suelo que permiten el desarrollo de las actividades económicas, turísticas y productivas, entre otras, deberían también ser fuente de riqueza para financiar obras e infraestructuras para mejorar la vida de la población y adelantarse a las necesidades del futuro.

Como consecuencia, resulta urgente que además de promover el incremento del porcentaje de las participaciones para los municipios, habría que trabajar en el fortalecimiento de las instituciones que gestionan y administran el territorio en la entidad, así como en la formulación de instrumentos innovadores para la planeación urbana, recaudación y financiamiento. Ya que, de los 106 municipios de Yucatán, habría que evaluar lo siguiente: ¿cuántos de ellos cuentan con un programa de desarrollo urbano vigente?, ¿cómo recaudan su predial?, ¿cómo ha funcionado la estrategia de contribución por mejoras? Y finalmente, ¿cómo logramos que los municipios sean generadores de su propia riqueza a través de la gestión asertiva de su territorio y de sus actividades económicas?