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PROGRESO, Yucatán, 4 de noviembre.- Este día Dios nos da una lección de amor cuando es cuestionado sobre cuáles son los primeros mandamientos, que hasta nuestros días son aplicados en nuestra existencia.

El Pbro. José Francisco Mukul Domínguez dio a conocer en su homilía de este fin de semana, en el templo de la Parroquia de la Purísima Concepción y San José de este puerto, que un escriba preguntaba a Jesús cuáles eran los primeros mandamientos de Dios, a lo que Este le respondió, primero amarás a Dios sobre todas las cosas y segundo amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Aquel que comprenda estas palabras, Jesús les respondía que no está lejos de entrar al reino de Dios, conoces los mandamientos, ahora aplícalos a tu vida diaria.

En realidad todos estamos sometidos a normas y leyes, donde hay reglas para organizar el tráfico, la vida en las ciudades, las relaciones entre las empresas y muchas otras cosas.

También hay muchos mandamientos en la Iglesia, como sucede hoy sucedía hace muchos años, cuando el escriba se acerca a Jesús, quien quiere saber, cuál es el más importante de todos los mandamientos.

La respuesta de Jesús es clara, lo más importante es la relación con Dios y con los hermanos, esta relación es la misma en ambos casos, debe ser una relación de amor, primera consecuencia, a Dios no se le teme ni se le adora.

A Dios se le ama, nuestra relación con Dios es una relación de amor por la sencilla razón de que El nos amó primero, somos creación suya, obra de sus manos.

Nuestra relación con El es tan profunda o más como la que tenemos con nuestros padres, sólo los que han tenido la experiencia de ser padres, podrán imaginarse, y no perfectamente, el amor con que Dios nos ama.

La segunda consecuencia, no hay diferencia entre la relación con Dios y con los hermanos, es decir amar es la única forma posible de relacionarse con los hermanos.

Cualquier otra forma de relacionarse con ellos está fuera del mandato de Jesús, no hablamos de una norma cualquiera sino de “la más importante”, como se asegura en el Evangelio.

Para el cristiano, pues, no vale sentir odio ni rabia ni enemistad ni envidia, el otro es siempre un hermano al que amar, es posible que no hayamos llegado todavía a vivir este amor universal, pero al menos debemos tener claro a dónde debemos llegar.

El horizonte a donde nos dirigimos es amar, pero ¿qué es eso de amar? Amar es mucho más que poseer o dominar al otro para que haga lo que yo quiera.

Amar es acercarse al otro, atenderle en sus necesidades, servirle. Es poner los intereses del otro por delante de los míos, hacerlo gratuitamente, sin pedir nada a cambio.

Porque la felicidad del que ama está precisamente en la felicidad del otro. En la medida en que el otro es feliz, el que ama experimenta su propia felicidad y plenitud.

Hoy Jesús nos recuerda que puede haber muchos mandamientos, pero que todos se resumen en una cuestión básica: amar los que aman es posible que no sepan mucha teología ni tengan mucha cultura pero son los que están más cerca del Reino de Dios, así le respondió Jesús al escriba, el cual habla hoy de los dos principales mandamiento de Dios.

(Julio Jiménez Mendoza)

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