Dra. Sylvia Zenteno Ruano
Alerta Ciudadana
Los valores no se enseñan, se viven…y se imitan,
permanecen en hombres y mujeres nobles
que conservan la capacidad de asombro,
vuelven importante el ejemplo y la coherencia en la primera infancia.
Victoria Cardona, escritora y educadora familiar. Madrid, España.
El exceso nos ha hecho escasos en esencia, el “estilo” actual nos lleva a la “necesidad” de volvernos ajenos de nosotros mismos,… necesitamos tener más de lo que sea, y que sea nuevo y que sea “de marca”, Uff! Uff!, para lo cual, debemos generar mucho, muchísimo dinerito, proceso que nos obliga a trabajar tanto, que no tenemos tiempo de confrontarnos con lo que somos, con lo que sentimos, y mucho menos con lo que sufrimos. Vivimos en un mundo de redes y de conexiones, que se conectan y desconectan tan fácilmente y tan fríamente, que nos damos cuenta de cómo en este proceso nos alejamos de relaciones que podrían perdurar, se podrían disfrutar y sentir, y se podrían compartir.
Aun la Navidad, por tanto, se convierte en fiestas descontextualizadas, donde “el del cumpleaños” no es invitado… están invitados el alcohol, las comilonas, el chiste fácil, los regalitos de intercambio, y hasta los abrazos y las piñatas de arrebatinga… pero el contexto que implica la verdadera celebración ha desaparecido… “los peregrinos”, cantar la letanía, “arrullar al niñito Jesús” cantando villancicos, está fuera de moda, menos aún entender por qué las piñatas navideñas tienen 7 picos, y por qué se usa el palo para romperlas, … todo eso son cosas de “viejos” –dicen- y todo el proceso ya no se lo explican a los niños,… quizá porque ni los adultos lo saben…o porque ya no les interesa…
Por estos sentimientos encontrados, es que anhelo modificar en esta ALERTA el contexto en que debemos celebrar estas fiestas de cumpleaños de Jesús, hijo de Dios, quien vino con el propósito verdadero de enseñarnos cómo AMAR DE A VERDAD.
Entonces deseo compartir con ustedes una breve parte del contenido de una carta, que mi amada Conchita nos escribió seis meses antes de Navidad, y que nos sorprendió a todos en casa pues pedía sus regalos, era una carta muy poco común, que a pesar de que hace tanto de ella, -la escribió cuando yo andaba por los doce años-, casi la podría repetir entera… No tengo espacio para hacerla toda, sin embargo compartiré para mis ahora casi sesenta amables lectores, que me tienen extasiada algo de su contenido… ¿pueden creerlo? Ya son muuchos…¡¡Wooow!! …Me enteré -por ella misma-, que Doña Alicia Figueroa, esposa del Director Don Mario Renato, tan querido y respetado por mí, lee mis colaboraciones!! Quedé maravillada, ¡Gracias Doña Alicia!, hermosísima mujer por dentro y por fuera! igualmente gracias a Xóchitl, al maestro Renán Guillermo, a los dos doctores del CMA quienes además comentan las reflexiones con la Dra. Gladys, a Ángel de la ESIME, a don Gonzalo Cruz… ¡qué tal! A todos los quiero, y les agradezco comentármelo!!
Mi mami nos pidió que armáramos el pesebre del niño Jesús de una vez, -en julio- a base de poner varitas de paja cada vez que hiciéramos alguna buena acción, y que con honestidad fuéramos a quitar una pajita, cada vez que hiciéramos algo indebido. Y entonces ella puso las tres imágenes en un espacio de la casa, y puso la canastita de pajitas a un lado… fue increíble la sensación de ir armando el pesebre del niño Jesús con nuestras propias acciones de vida…
Pidió, además, que el dinero que fuéramos a usar para comprarle regalos, lo ahorráramos para dar al niño más desvalido que conociéramos confort durante el invierno, y puso al lado de la imagen de nacimiento de la Virgen, una canastita para depositar el dinero, y finalmente pedía que a lo largo de seis meses, fuéramos juntando momentos de reflexión anotados en un papelito, que tuvieran que ver con momentos de contención de nuestro carácter -por cierto típicamente explosivo de “los Zenteno”-,… entonces puso un botecito con una ranura tipo alcancía, para colocarlos del lado de San José, quien representaba al padre amoroso de Jesús, considerando que siempre fue un hombre bondadoso. Esa es la mejor navidad que he vivido en mi vida… nos duró seis meses, y nos hizo sentir una gran belleza, al celebrar el día de cumpleaños de Jesusito lindo.
Y estos importantes recuerdos de mi vida, me ponen a tono de insistir, como decía Conchita -mi mami-, en que si bien es cierto que los profesores tienen una función importantísima en nuestras vidas, es el ejemplo de la familia el que cala de verdad en los hijos. Cuando hablamos de educar, los padres debemos de ser conscientes de que nuestra manera de ser y de hacer familia será crítica. La escritora Victoria Cardona dice, «los padres deben saber, que en la primera infancia los niños imitan todo, por lo que es muy importante ser coherentes a la hora de dar testimonio. Los valores no se enseñan. Los valores los descubren los hijos a través del ejemplo de los padres». O sea que si queremos cambiar algo en nuestro México lindo y ¡Qué herido!, debemos empezar en casa, y cuanto antes.
Es realmente en la familia, -en cualquiera de los diez tipos actuales de familia que hoy se describen-, donde “se educan por contagio” a todos los que la integran. Y es válido totalmente que cada familia desarrolle su propio estilo de conformarse, y que decida estudiar qué valores quiere transmitir, porque serán los miembros que la conformen, los mismos que cosecharán los productos de las semillas que hayan sembrado. Si un niño pequeño ha tenido una buena base afectiva, una base armónica, ese niño tiene mucho ganado. De hecho, cuando ese niño/a pequeño/a inicie su proceso de escolarización, la escuela reforzará lo aprendido en casa como subsidiarios de lo aprendido en valores, pero nunca serán suplentes de los padres.
Como durante la infancia los hijos generalmente veneran a sus padres y quieran o no imitan lo que éstos hacen, somos -por tanto-, los mejores maestros en materia de los valores que les servirán de principios para regir su vida. Así, la cuestión no es cómo hacer para enseñárselos, sino lo que les estamos diciendo con nuestra forma de proceder. Los valores, por tanto, son el resultado de lo que nosotros como padres cultivemos en lo más profundo del corazón de nuestros hijos y por lo mismo, no se pueden imponer desde afuera, sino que surgen desde adentro, como resultado del ejemplo que les demos. No son el producto de exigirles que hagan lo que les decimos, sino de mostrarles con nuestra conducta lo que significa obrar bien, y tampoco hay que demandarles autoritariamente que nos obedezcan y respeten, realmente debemos ganar su respeto, en virtud de nuestra autoridad como personas íntegras.
Les dejo a todas y todos mis lectores de esta colaboración navideña de ALERTA CIUDADANA, los regalitos que creo que les puedo dar, para que aumenten sus pajitas en el pesebre de este 2018. Son parte de los valores que más admiro, y que creo que todo padre y toda madre les pueden regalar a sus hijos. Son conclusiones en forma de pinceladas, para la reflexión personal.
Un valor es intangible, pero es algo que atrae y que, se fundamenta en la mejora personal que cada padre y cada madre trata de demostrar con hechos, …es enseñar a dar las gracias amablemente por un favor recibido; valorar una tarea bien hecha, o corregir con paciencia la realizada con poca pulcritud; es reconocer que hemos perdido los modales y nos hemos enfadado y gritado con descortesía, es también saber decir: «Perdona, he hecho mal», con humildad, es poder realizar estos procesos formativos cada día y sin aburrirse de practicarlos, o cambiarlos descuidadamente por ver una telebobela.
Si los padres mantenemos la rienda, podremos ayudar a nuestros hijos a descubrir el valor del agradecimiento, de la serenidad y del perdón. La verdadera luz navideña que todos necesitamos hoy, más que nunca, es nuestra posibilidad de compartir afecto y cariño. Con afecto, todas y todos tendremos un ascendente que facilitará el ejercicio del bien común para todas y para todos. En definitiva, si logramos interiorizar los valores que hemos observado en lo mejor de nuestras familias, y actuamos respetando la libertad personal, incluso de equivocarse, podremos entregar regalitos de felicidad para todas y todos.
Les dejo 5 principios que se deben dar en casa
“El amor incondicional” Considerada la experiencia más básica de la familia. Nos permite sabernos y sentirnos queridos, por el simple hecho de ser uno mismo, y nos da la confianza de ser amado incluso cuando se falle. La incondicionalidad y la tolerancia son una ley básica de la humanidad que nos ayuda a saber que pese a todo, hay perdón.
“Gratuidad”. Es un valor progresivamente olvidado en la sociedad, pero que en la familia mana a raudales. Recibir amor en casa en forma gratuita, es lo que hace funcionar una sociedad, sin este amor familiar se hace inviable y se colapsa.
“Responsabilidad”. Las personas se constituyen en ellas mismas porque se responsabilizan de las otras, si lo transmitimos durante la infancia, enseñaremos que uno se forma como persona en proporción a cómo se responsabiliza de los demás y del mundo.
“Discernimiento”. La familia nos enseña a distinguir las cosas buenas de las malas, a llamar las cosas por su nombre, a conocer el bien, la verdad y la belleza. Nos enseña a hablar el lenguaje de la realidad, a distinguir los signos de sus mensajes.
“Trascendencia”. Gracias a la familia sabemos que las cosas van más allá de nosotros, aquí y ahora. Lo aprendemos al pensar en antepasados y en generaciones venideras, ya que formamos parte de una historia que nos trasciende.
Educar en valores es cultivar amorosamente el buen corazón de los hijos; es entusiasmarlos a obrar bien y seducirlos a dar lo mejor de sí; es concretar su solidez moral porque no será una lección aprendida, sino una experiencia de vida, que será evidente en la alegría, la integridad y la paz que irradien. Si nosotros queremos formar mexicanos y mexicanas que estén orgullosos de su país, que aprendan a tener un profundo amor por México, que aprendan a ser personas productivas y solidarias con los demás, que sepan de civismo y respeten los valores, les debemos mostrar con hechos que somos guerreros del equilibrio Kinames de la fuerza del bien. Escribir estas líneas para ustedes, es mi forma de decirles FELIZ NAVIDAD A TODAS Y TODOS!!! Los abrazo y los beso, y les espero en chivizenteno@hotmail.com o en el 9992 71 38 92.