Yucatán

Libro amenísimo de anécdotas, de Carlos Barrera Jure (prosigue)

Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

Decía ayer que el tío Milo Barrera Baqueiro, tercer hijo de la familia, ya un médico, había decidido radicarse en Chicago, donde poco después se le reuniría su esposa, la tía Berthita Bolio. Eran los años cincuenta. Por 1956 decidí trasladarme a vivir a Los Angeles, California, pero no podría hacerlo sin un documento de responsabilidad suscrito por un residente en ese país. Mi padre, que conocía al tío Milo desde jovencito, le escribió a Chicago aludiendo al asunto, y cuando vino a Mérida de vacaciones me acompañó amablemente al consulado firmando a mi favor el documento correspondiente, algo que nunca dejaré de agradecerle porque ese acto generoso me permitió residir en Estados Unidos por diez años.

Los otros familiares

Fuera del “alemán”, sólo conocí y traté a los tíos Armando (padre de Carlos Roberto), Emma del Socorro (casada con Raúl Rosado Espínola, antiguo amigo nuestro y un hombre extraordinario) y Manuel, a quien saludaba por la calle y algunas veces tomamos café acompañado del tío Manuel Baqueiro Lara en el “San José”. Este último fue casado con Consuelo Barrera Zapata (la tía Chelo), hija del tío Arturo Barrera Lara, hermano del ya mencionado tío Carmito.

“Anecdotario de los Barrera”

Este reciente (2018) libro de Carlos Roberto pertenece a otro género: el de la anécdota, del hecho chusco, festivo y realista, tal como nos lo hacen los numerosos miembros de la familia Barrera Baqueiro (incluidos hijos, nietos, sobrinos y, desde luego, el propio recopilador y “padre de la criatura”, el primo Carlos) Si antes se consagró a la genealogía y a los recuerdos, asuntos de otro carácter, ahora nos divierte con la anécdota graciosa a la que contribuyen un gran número de representantes de la nueva generación de los Barrera, sin olvidar a aquéllos que residen en el extranjero pero cuyo corazón continúa viviendo en Yucatán.

Hermoso libro en verdad, enriquecido con innumerables fotografías de todos los miembros de la (nos repetimos) numerosa familia que se multiplica día con día. Pero este “anecdotario” está hecho para estimular la memoria, nuestra memoria, en la que todavía están fijadas las presencias de los tíos abuelos Carmito y Conchita, sus hijos, los tíos Milo, Armando, Emma y Manuel Barrera Baqueiro, sin olvidar a un tío político, pero como si fuera carnal, Raúl Rosado, con quien conversábamos poco antes de su sentido decesos, en una banca del Parque de los Senjuanistas. En su “introducción”, Carlos dice muy sabiamente: “La vida tiene mucho que ofrecer y, como dicen, lo mejor es siempre gratis. Les comparto, con sumo placer, este Anecdotario de los Barrera que trae, sin duda alguna, hermosos, simpáticos y agradables recuerdos memorables con nuestra familia que logran transformar positivamente nuestro estado emocional. Incluso, recordar estos momentos será un espléndido recuerdo”.

Gracias, Carlos, por transmitirnos tus recuerdos, tus vivencias, las anécdotas que has vivido y han vivido todos tus familiares. Nos comunicas sensaciones, sentimientos y todos esos recuerdos que atesoraremos como si fueran nuestros. Nos has tocado el corazón. Gracias por la memoria.

Breve recado a mi ex discípulo Edgar Rodríguez

En tu acusatorio y de algún modo querelloso escrito “Los comités editoriales del Ayuntamiento de Mérida y del Gobierno del Estado”, publicado en nuestro periódico el día 11 del actual, me imputas una duplicidad laboral absurda: la de presidir los “comités editoriales” del Ayuntamiento y del Gobierno al mismo tiempo. Infórmate de que nunca presidí el “Consejo Municipal de Ediciones Literarias” que dictaminó tu diccionario, sino sólo colaboré como un consejero más. Renuncié al concluir la administración del Ing. César Bojórquez en 2010, y 2 años después, fui nombrado Presidente del Consejo Estatal. Por favor, documéntate antes de emitir una calumnia. Vale.

Tu ex profesor

R.P.B.