Pilar Faller Menéndez
El secreto de la educación reside en respetar al estudiante.
Ralph Waldo Emerson
Creer que existe diferencia entre el magisterio de las principales entidades del Estado crea un malestar justificado de quienes, al igual que los otros, han recibido una preparación igual y obtenido una plaza para las que se postulan. No siempre las plazas corresponden al lugar donde viven, pero su vocación los lleva al lugar que les destinen para preparar y enseñar a sus alumnos para una mejor vida.
Duele ver esta diferencia porque los sueldos no están homologados pero realizan las mismas funciones, solamente que en poblaciones más pequeñas, que después de varios años de gestiones para recibir el mismo salario que reciben quienes perciben un sueldo del tabulador III, cuando ellos por estar asignados en plazas consideradas menos importantes, su salario se encuentra en el tabulador II.
Las demandas de esta homologación han sido recurrentes, sin que se haya podido hacer nada al respecto, porque Yucatán dice que es de competencia del gobierno federal, y el gobierno federal dice que es del gobierno estatal, y con esta falta de coordinación, ha continuado esta diferencia de percepciones salariales ya que en 1993 la Federación aprobó que solamente entrarían en el tabulador III los planteles de las ciudades más grandes de Yucatán como lo son Tizimín, Valladolid y Mérida, lo cual consideran es una violación al artículo 123 de nuestra Constitución y a la Ley Federal de Trabajo.
600 trabajadores, entre docentes y administrativos, de doce planteles educativos industriales y agropecuarios están realizando un paro para que se cumpla la promesa de homologación que desde hace 12 años les ofrecieron y hasta la fecha no se les ha cumplido.
Este paro está afectando a aproximadamente 3,000 estudiantes que ajenos a este problema están sufriendo un retraso en su educación, lo que probablemente es la carta más fuerte de estos trabajadores para que su demanda sea cumplida, y sin acusarlos de falta de vocación, es injusto para estos estudiantes no recibir la educación a la que tienen derecho, como injusto es no homologar los sueldos.
Hasta el cansancio se ha dicho que la educación es la herramienta más poderosa para forjarse un futuro mejor, en la educación son imprescindibles los educadores y los estudiantes, y la voluntad de aprender y la vocación de enseñar, pero también se encuentra la igualdad a la que todos tenemos derecho, sobre todo si trabajamos para una misma institución y realizamos las mismas labores. Este tipo de reclamos son de los que más duelen, porque justos están pagando por pecadores. Esta inconformidad es de suma prioridad y debe resolverse a la brevedad posible para que los centros educativos puedan recibir a los estudiantes y para poder funcionar normalmente.