Por Dra. Sylvia Zenteno Ruano
Alerta Ciudadana
El mejor sonido que escuchamos es el del ALMA.
Pero al ALMA se le escucha en silencio...
Y así, cuando dejamos de luchar interiormente, las aguas se aquietan...
Y se convierten en un excelente espejo, donde estaremos listos para SER.
Hoy que estamos francamente en “el caminito de la escuela,…apurándose a llegar”… es tiempo de analizar, si al iniciar este nuevo ciclo escolar -que se empata con el nuevo ciclo gubernamental- estamos preparados -llevando en nuestra mochila lo que necesitaremos- para avanzar a lo largo del proceso. El asunto es que con todos los cambios que están sucediendo el estado de ánimo es un poco “freackeante”. Como que en otros años el inicio escolar sólo significaba correr a comprar útiles y uniformes y ver cómo lográbamos despertar a tiempo a los chamacos. Y hoy seguimos en esa rutina, pero en la cabeza andamos inquietos, por decir lo menos, de todo lo que viene por delante, así, andando de papelería en papelería ventilamos preguntas tales como… ¿quiénes serán los del equipo del nuevo gobernante?, ¿los conozco?, ¿me pondrán en problemas?, ¿será algún amigo en el que me puedo refugiar?, ¿estaré jodido seis años?... Esas, y muchas otras de este tipo, flotan en el ambiente, sean expresadas o no.
Y entonces, en mi memoria, tan aficionada a los dichos, aparece uno que me da vuelta y vuelta, y que dice… “el que siembra vientos recoge tempestades”… Y viene, porque creo que las personas nos estamos preguntando qué es lo que hemos sembrado, para darnos una idea de qué es lo que vamos a cosechar.
Quizá una de las angustias a la que nos enfrentamos, es si realmente Estamos Sembrando... pues generalmente nos dedicamos a actividades de supervivencia, limitados al panorama particular de ver solamente hacia un futuro relativamente cercano, donde pasan muchas cosas a nuestro alrededor, sin que realmente nos ocupemos de, simplemente, observar. Estamos siempre tan a la carrera que se nos fueron seis años sin darnos cuenta de cómo nos íbamos deslizando a un precipicio donde millones de compatriotas sufrieron toda clase de pérdidas, desde la vida, hasta sus bienes materiales más ingentes… y como “a Dios gracias” no nos tocó, pues simplemente volteamos al otro lado y dejamos de observar.
Es ahora un momento ideal para hacer un alto total y empezar realmente a observar qué semillas debemos sembrar, mismas que nos permitan cosechar buenos frutos. Los momentos a veces son un verdadero “Kairós”, o sea un momento para decidir según los griegos, en síntesis es un momento no de preocupación, es un tiempo pequeño donde si hacemos un silencio lograremos escuchar a nuestra propia ALMA y quizá, en ese momento sublime, logremos entender que nuestra siembra nos llevará a convertirnos a nosotros mismos y a nuestros hijos y nietos en verdaderos SERES HUMANOS, con los ojos abiertos a la LUZ y a la BELLEZA.
Dirán ustedes que me fumé de la verde y ando flotando, pero no, definitivamente no estoy en mi nube, ni fumo mota, estoy con los pies más puestos en la tierra que nunca, pero mi verdadera preocupación está en tratar de convencerlos de la necesidad de recuperar los valores perdidos porque estamos viviendo momentos de decisión y de necesaria siembra productiva que contrarreste el terrible daño que tenemos.
Un adorado que ustedes conocieron me dijo muchas veces que la clave de la vida era la observación, y a partir de ésta, emprender el camino de la acción, y que lo que nace de este proceso, y en este orden, siempre será exitoso y nos llevará a un estado de bienestar que se apoya en el deber cumplido.
Milito proponía este concepto incluyendo el establecimiento de redes sistemáticas entre los actores de alguna problemática y los responsables de su solución, donde unos y otros siempre serán los expertos en su área de responsabilidad y, aun cuando suene fuera de toda lógica, serán indispensables para lograr un equilibrio.
El gobernante requiere del gobernado, como el maestro requiere del alumno o el paciente requiere del médico, son binomios que indisolublemente irán dando los pasos para buscar las soluciones que requiere cada uno de sus procesos, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, las intervenciones entre ambos, no son procesos donde se analicen las áreas vitales del desarrollo humano, son simplemente contactos entre dos seres que pueden ser totalmente indiferentes uno de otro cuando debieran ser procesos destinados a convertir a una persona vulnerable en un ser satisfecho que haya recibido la atención que estaba requiriendo.
Si nos concretamos a la escuela, lo que sucede habitualmente entre maestros y alumnos es que ambos llegan a clases con la resignación tan mexicana de que lo que cuenta es el esfuerzo, aunque no se logre el triunfo. Preparar la clase, redactar los exámenes, aplicarlos, marcar tareas, calificarlas y dar los reportes es para el maestro ardua tarea, agobiante, cansada y, de acuerdo a ellos, mal remunerada. Para el alumno ser llamado al pizarrón y frente al grupo es casi tan grave como pararse frente a un paredón, el bBullying ejercido por sus compañeros será implacable cada vez y para cada uno.
Si hablamos de servidores públicos que trabajan en ventanillas de cualquier tipo, atender a cada usuario, en las laaaargas 8 horas burocráticas de trabajo, es el suplicio de uno a uno, hasta que, apresurados, forman fila ante el reloj checador diez minutos antes, para irse ¡yaaaa!
El secretario de Educación, ha dicho que se buscó que México fuera un país alfabetizado al 100%. Sin embargo quedó lejos de lograrse esta meta, pues aun con la famosa reforma educativa, la capacidad de leer y escribir no ha evitado que los alumnos “padezcan” de “anumerismo” (palabra tan rara que el auto corrector de texto me indicó error gramatical y tuve de agregarla)- que significa la falta de perspectiva numérica, o sea la incultura matemática.
Como ejemplo pondré el mencionado por Eduardo Caccia, quien comenta… “Este sexenio fue pródigo en dislates anuméricos, y el pueblo no perdonó que 5 minutos fueran menos que 1 minuto, o que el Instituto Politécnico Nacional tenga 40 ó 50 décadas de existir”… “Este anumerismo, si bien es grave en la figura de un político prominente, es una condición presente en la mayoría de la población. El analfabetismo matemático y sus consecuencias, son un fenómeno que se acepta y hasta se presume socialmente (“a mí las matemáticas no se me dan”) porque sus consecuencias no son evidentes.
Sin embargo, esta inhabilidad nos lleva a tomar malas decisiones o a creer en milagrosas soluciones, donde vamos dependiendo de creencias dogmáticas y metafísicas. Prender veladoras en imágenes consideradas sagradas, confiar en signos zodiacales, o curanderos televisivos o reales, correlacionándolos con el pensamiento mágico de que si le sirvió a mi comadre me va a servir a mí, nos limita a verdaderamente ocuparnos de nuestro progreso personal, o familiar. Ni qué decir del social.
Caccia menciona en su artículo… “¿Cuánto análisis numérico hay detrás de las decisiones importantes que enfrenta la nación? ¿Cuál es la probabilidad de perder dinero al vender el avión presidencial? ¿Ese dinero que se perdería, anularía el ahorro que se pretende en otros rubros? ¿El gasto de descentralizar al gobierno federal es menor que los beneficios esperados? ¿Cuál es la probabilidad de un atentado presidencial? ¿20 personas son suficientes para cuidar al jefe del Estado mexicano?
Y es en estas reflexiones en las que estamos cada vez más inquietos y angustiados, sin respuestas claras que le den a nuestra alma un poco de luz y un poco de paz, por lo que la ALERTA de hoy los invita a detenerse y aprender a resolver por ustedes mismos sus preocupaciones. No va a venir, ni el Presidente Municipal, ni el “Góber” nuevo, ni el Presidente Electo a hacer la tarea que debe resolver su hijo. Mucho menos la que nosotros como adultos responsables debemos cumplir para descansar a gusto, después de haber cumplido con nuestra labor.
Es hora de considerar como necesarios la aplicación de conceptos modernos, que sean capaces de llevarnos a sembrar en nuestros hijos el estado de equilibrio que requieren en su paso de la niñez y la adolescencia a la adultez, es tiempo de establecer con ellas y ellos un compromiso personal sano, física, moral y espiritualmente.
Para resolver, no es suficiente escuchar conferencias leer o conocer datos, la información por sí sola no cambia ni las actitudes ni las conductas. Estas sí pueden modificarse si se participa y se reflexiona, pero principalmente si se adquieren capacidades para elevar la calidad de vida.
Es necesario, por tanto, para todas y todos nosotros el PUEBLO mexicano, hacer un trabajo en equipo, el cual permitirá compartir preocupaciones, retos y alternativas en un ambiente de respeto y de confianza, debemos aportar ideas innovadoras con energía y entusiasmo, facilitar la resolución de problemas concretos, definir metas comunes y lograr que la comunidad estudiantil de la escuelas comience a reconocerse como parte importante de la solución. No nos afectará si la Elba Chucky retoma sus fueros, si nosotros hemos sembrado en nuestros hijos semillas que los conviertan en árboles fuertes de la mano de maestros cumplidos. ¡Demos la batalla, probemos nuestra fortaleza, rompamos los círculos viciosos! Búsquenme en [email protected] ahí estaré para ustedes.