Yucatán

'Tracalada” por muchas cosas o personas. Se usa en Yucatán

Por Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

No es propiamente un yucatequismo, pero si es de uso común en América. Aquí en Yucatán lo empleamos a discreción, si bien estaba más difundido en la primera mitad de la centuria pasada.

“Tracalada” es un montón de cosas o de personas, pero más bien lo utilizamos cuando hablamos de personas.

Reza el DRAE:

TRACLADA s.f. Amér. Gran cantidad de personas o cosas, montón, multitud.

El diccionario del Dr. Güémez dice:

Tracalada s.f. Grupo de personas, bandada, multitud en sentido despectivo.

He aquí la definición de Rodríguez Cimé:

Tracalada (Palomillas): Prole, familia.

Y al parecer, el término es de antiguo: ya lo registra Ramos y Duarte en su diccionario de 1998:

Tracalada (Méj.), s.f. Aféresis de “matracalada”, muchedumbre, cáfila.

Ejemplo:

En el café:

-¿Vas a viajar, Dr.? le pregunta el mataor al Dr. Mendiburu.

-Sí, a Belice, mataor ¿Por qué?

-¿Por qué no invitas a alguien para no ir solimán?

-Fíjate que estoy buscando a alguien que me acompañe, ¿pero quién?

-¡Hombre, invita al Mulix, al del antro de enfrente!

-¡Niguas! Nos’toy loco. ¡Carga con toa su tracalada de borrachos!

El bebito

Silencio

El bebito duerme y sonríe tranquilo

No camines fuerte para no turbar su sueño

Míralo… en su cuna que parece nube.

Shhhh

Háblame bajito que el nene está dormido

Míralo… mi vida, mira a tu angelito

De seguro que en su mundo está contigo.

Jorge A. Mijangos Herrera

NOTA BENE.- Dulces y cariñosos versos infantiles muy propios para una canción de cuna a la que acaso hubieran puesto música Brahms o Schubert.

¡Oh, piensa el poeta Mijangos, que nuestra voz, que el taconeo de nuestros zapatos no turbe la divina paz del sueño del “bebito”! Para el poeta habremos de caminar con pasos suaves, y si es posible, descalzos. Para el poeta, hay que bajar el tono de nuestra voz hasta casi un bisbiseo, y si es posible hablar con sordina, porque una voz gruesa o estentórea podría despertar al “angelito” de aquel Lindoro y su esposa Lolita de las historietas que leíamos en la niñez, lo que pondría de mal talante a nuestro poeta. Que el “bebito” continúa en el reino del Mago de los sueños piden también el juglar Celis y el cronista Parra ¡Aleluya!