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Ariel Avilés Marín
La canción yucateca desde el segundo tercio del S. XIX ha seguido una senda en la que va tomando personalidad propia. Ya con la aparición de las composiciones de Cirilo Baqueiro, “Chan Cil”, va tomando un perfil definido que recibe la profunda influencia de la trova cubana, en primer lugar, y del bambuco colombiano inmediatamente. Danza, contra danza, clave, bambuco, bolero, van tomando patente de yucatanidad y se van enraizando profundamente en el alma de la música popular. En el primer tercio del S. XX, aparecen figuras que llegarán a ser verdaderos monstruos de la canción yucateca, así surgen Palmerín, Guty, Pepe Domínguez, entre los compositores; y poetas de primer nivel que aportaron las letras que los trovadores musicalizaron, como Rosado Vega, López Méndez, Duarte Moreno, Magaloni; mención aparte nos merece Ermilo Padrón, “Chispas”, pues dominó en su producción letra y música.
Después de esta generación de autores y compositores, el camino de la canción yucateca siguió adelante y surgen nuevas figuras en el panorama, así encontramos a Santiago Manzanero, Manuel López Barbeito, Manuel Montes de Oca, Pastor Cervera, Enrique “Coky” Navarro y, desde luego, Manuel Merodio. De esta generación, hoy en día están felizmente entre nosotros dos figuras señeras: Coky Navarro y Manuel Merodio.
La noche del martes 15, a las ocho de la noche, en el Auditorio “Silvio Zavala V.” del Centro Cultural de Mérida “Olimpo”, se llevó a cabo un magno y multitudinario homenaje al gran compositor Manuel Merodio Caballero; y decimos magno, porque así fue, pues se dio un repaso total a su producción, se anotaron a participar los más destacados intérpretes de nuestra canción en la actualidad y lo hicieron brillantemente; y también fue multitudinario, pues en la sala no había sitio para poner un cacahuate, la nutridísima concurrencia, nos dio noticia de la popularidad y la vigencia de Manuel Merodio entre el público meridano, que no escatimó brindarle tremendas ovaciones cada vez que se ponía de pie para agradecer a los intérpretes su dedicatoria, lo cual puso una dosis extra de emotividad al evento.
El tema del concierto-homenaje giró alrededor de un CD producido por su hija Bertha, esa gran actriz, reina indiscutible de nuestros escenarios. “Ya Viví”, es el sugestivo título del disco, significado profundo que nos fue transmitido paso a paso al avanzar el programa del concierto, pues fue una verdadera caminata, paso a paso, por la vida musical del autor.
Para dar inicio al evento, la propia Bertha nos puso en autos de ello. “Este, no es un acto oficial –aclaró– es un evento familiar, motivado porque mi padre ha cumplido ya noventa y dos años”, dijo. De inmediato, nos invitó a relajarnos para escuchar. “Vamos a oír y disfrutar, canciones muy conocidas, otras, no tanto, y algunas más totalmente inéditas”. De inmediato, por el sistema de sonido de la sala se dejó escuchar una grabación que constituyó un verdadero privilegio, oír al gran Bola de Nieve, cantando y tocando al piano “Te Olvidaré”; al término de la canción, Bertha hace poner de pie al homenajeado y el respetable le brinda tremenda y sonora ovación.
De inmediato, se proyecta un video sobre la vida del compositor que nos pone al tanto de que nació el 24 de diciembre de 1927. La proyección va ilustrada con escenas e imágenes del Mérida de los años 20’s y 30’s. Ya en imagen, el propio homenajeado nos relata que su tía Rita trató, infructuosamente, que estudiara el piano con todas las formalidades del caso. “Hasta adquirió un viejo piano vertical para que estudiara; pero yo no gusto de esas formalidades, odiaba la clase de piano, huía de ella”. “Cómo te inicias en el arte”, tercia Bertha en el video. “Desde chamaco me di cuenta de mi facilidad para hacer versitos, los escribía y se los mandaba a las niñas que me gustaban”, nos dice Don Manuel con amplia sonrisa. Más adelante, con la ayuda de otro yucateco célebre, Ramiro Gamboa, el “Tío Gamboín”, marcha a la Ciudad de México a la edad de diecisiete años. Muy pronto, lo encontramos trabajando en la emblemática XEW, “La Voz de América Latina desde México”. En la capital se casa y van naciendo sus hijas. Una de sus primeras canciones es “Celos”, dedicada a su esposa. También, Don Manuel explica: “Me ayudaba con la guitarra para componer, pero nunca dominé ningún instrumento. Mis canciones, ya listas, las silbaba y cantaba a quienes sabían escribir música y las pasaban el pentagrama”.
Muy pronto, su música va destacando, lo empiezan a grabar importantes artistas, entre los que destacan: Bola de Nieve; Amparo Montes; José José, que graba precisamente “Ya Viví” que da nombre al CD, y Armando Manzanero. De inmediato, desde el video, cada una de sus hijas le hace llegar un mensaje lleno de amor y admiración: “Tu música la están aprendiendo a tocar y cantar niños, es un legado que queda para esta tierra tan hermosa. Tu música es maravillosa, y somos todas artistas, gracias a ti”, le dicen con gran emotividad.
Toma la conducción del evento el gran actor Willy Paredes, y da inicio el concierto. El primer participante lo es Gianny Rivera, acompañado al teclado por Iván Niquete, que nos ofrece “Cuando más Importaba”, y cuya actuación es muy aplaudida por el multicéfalo. En seguida, salta al escenario el Trío Trovenia, que interpreta muy certeramente la más difundida de las canciones de Merodio, “Mi mal Comportamiento”, que arranca nueva ovación del auditorio. De inmediato, viene un momento muy emotivo en la noche, Anita Trillo Merodio, nieta del homenajeado, interpretó una canción que su abuelo le había regalado con motivo de sus XV años; con una rosa en la mano, acompañada de Iván Niquete al piano, y con una profunda emoción en la voz, Anita hizo una inigualable versión de “Amor, la mágica Esperanza”, que, además, fue un estreno, pues nunca había sido interpretada. Tremenda ovación coronó la actuación, Don Manuel se levanta y la ovación crece aún más. Toca turno a Edwin Montero, a quien acompañan, Iván Niquete, al teclado y el piano; José Cabrera, al saxofón; y Yusef Estrada en las percusiones. La hermosa voz de Edwin engalana la interpretación de “Aplauso”; Cabrera pone lo suyo en un hermoso solo de sax, Niquete, en un momento, toca al mismo tiempo teclado y piano en un alarde de dominio de técnica. Nueva y gran ovación premia al grupo.
Sigue el turno de Admigael Cahum, que nos ofrece “Sabes”, el intérprete aclara que ha cantado esta canción otras veces, y que siempre había creído que su título era “Sin Decirlo te Quiero”; Admigael es un diestro guitarrista, lo que pone la nota sobresaliente a esta actuación. Nueva ovación del respetable, y de nuevo atronadora salva a Don Manuel al ponerse de pie. Ahora, Iván Niquete, toca y canta, nos trae “Éramos”, otro de los temas más difundidos del autor y también de los más sentidos, pues es un verdadero himno a la amistad. El respetable aplaude y grita bravos. En seguida, Eduardo Vázquez, nos obsequia con una soberbia interpretación de “Aniversario”, canción que el autor escribió para su esposa al cumplir sus Bodas de Plata. Tremenda salva de aplausos corona la actuación.
Willy Paredes hace un atractivo ofrecimiento: “A quien nos cante, aunque sea una parte de una canción de Don Manuel Merodio, le vamos a obsequiar un CD”, surge un espontáneo en la parte trasera de la sala, Willy se traslada con el micrófono y se deja escuchar una buena versión de “Mi mal Comportamiento” que arranca el aplauso de la concurrencia. Lucía Merodio, otra de las nietas, entrega el CD. Willy solicita a Don Manuel un mensaje para el público, el compositor se pone de pie y Willy le lleva el micrófono. Don Manuel intenta iniciar su mensaje, pero la profunda emoción lo gana y sólo acierta a decir suavemente: “Muchas gracias”, que el respetable premia con sonora ovación.
Cierra el concierto una voz potente, la de Malena Durán, quien se presenta diciendo: “Soy yucateca por decisión propia, vivo aquí desde hace diez años y amo esta tierra que me ha acogido”, la salva de aplausos premia el mensaje. Malena nos ofrece: “Si Algún Día”, que resulta un digno broche de oro para tan emotiva noche. Cabrera adorna la interpretación con nuevo y magistral solo de sax. Bertha Merodio da un mensaje final de agradecimiento a todos los presentes, que responden con nuevas y sonoras palmas.
Salimos del Olimpo con la certeza de que la canción yucateca es un bien intangible, pero profundo y que tiene aún un largo camino por recorrer en el eterno mundo de la música.