Cuentan que el gran escritor francés Honorato de Balzac se quejaba de lo poco que ganaba con sus libros. Y un amigo le dijo:
-¿Y la gloria, no cuenta?
-¿La gloria? Con la gloria no puedes pagar nada. Y a los demás, mi gloria sólo les causa contratiempos.
Y como ejemplo contó que una vez, en Rusia, le invitaron a una reunión; entró cuando una dama servía té y en las manos tenía una bandeja con la tetera. Cuando le dijeron que era el señor Balzac, dejó caer la bandeja con la tetera, de porcelana china que costaba un dineral.