En Mérida, tenemos hábitos ciudadanos cuestionables o quizá deba llamarlas pésimas costumbres yucatecas que, sin que seamos capaces de reconocerlos, hacen que infinidad de sitios públicos se vean desordenados y antihigiénicos. No se trata de simplezas individuales de sencilla solución, debido a que no somos conscientes de lo que ocasionamos en calles o establecimientos, como sucede en el caso del Mercado San Benito.
Hoy que apenas inicia el año 2019, queremos ponerte enfrente de algunas de las típicas pero más indeseables costumbres de los emeritenses por todos los rumbos de la ciudad. Se trata de conductas que no pueden ser sublimables desde ningún ángulo cultural porque son injustificables desde la responsabilidad social, debido a que hacen que nuestra ciudad se vea desordenada y antihigiénica al punto de tornarse despreciable y asquerosa.
Una vez que pongamos a la vista del público varias de estas conductas citadinas, esperamos que el Ayuntamiento de Mérida las asuma como puntos delicados que tiene que atender para mejorar asuntos de la capital yucateca sobre los que aún nada se hace al respecto.
1. Cosas amontonadas y desordenadas en los puestos fijos y los pasillos de ambulantes
Puestos fijos abarrotados y pasillos de ambulantes recargados de elementos variados: botes, productos, frascos, papeles, cajas por doquier, etc. La absurda idea municipal de forzar a los vendedores fijos o ambulantes para poner todo a la vista del público en sitios diminutos, o el mal gesto de los comerciantes de agobiar con sus ventas a los compradores en sus andanzas, hacen que los puestos fijos y los pasillos de ambulantes seas más que desordenados y antihigiénicos.
2. Lavabos de los puestos y baños de los mercados, siempre sucios y apestosos
Los lavabos de los puestos y los baños de los mercados son dos de los elementos más usados durante el día por vendedores y compradores. Sin embargo, ¿acaso se limpian cada vez que se usan y al terminar la jornada diaria? Si ven los lavabos y los baños del Mercado San Benito, los grifos están dañados, las tazas están asquerosas o los espejos están siempre sucios, etc. Uno se preocupa por la nulidad de los inspectores municipales, al mismo tiempo que observa a los encargados cobrar a los usuarios pero no limpian ni ordenan para que los baños den la impresión de ser espacios dignos y agradables para los ciudadanos.
3. Corredores descuidados y desarreglados de modo sistemático
Como descuidados y desarreglados a modo sistemático nos referimos a apestosos corredores llenos de basura, con papeles regados en los pisos recargados de lodo, sea por desperdicios orgánicos o sangre de animales y un largo etcétera. No se limpian a fondo los corredores ni siquiera una vez a la semana para que estos sitios públicos se vean un poco ordenados e higiénicos.
4. Toldos por doquier, cables al aire y “diablitos” a la vista de todos
Los toldos plásticos y los aparatos electrónicos son comunes en cualquier puesto fijo o pasillo de ambulantes, pero con tantos cables al aire y “diablos” visibles que tornan que la vista se vea fatal y el tránsito sea muy incómodo. Los toldos, los cables y los “diablitos” no sólo afean radicalmente la vista sino que dificultan también el tránsito. Sin embargo, nadie requiere a los vendedores que se usen de una manera apropiada y menos se les requiere reducirlos en la medida de lo posible.
Conclusiones
Hemos mostrado lo que es el pésimo uso de espacios comerciales de los sitios públicos en Mérida, como es el caso del Mercado San Benito. Ahí, el desorden es tangible por la falta de espacio y el descuido acostumbrado de los vendedores para exponer todo lo que desean vender. Por otro lado, vemos mesas o mostradores donde tienden a amontonarse cosas con poco sentido común de lo que procede para que se vean mucho más higiénicas.
Asimismo, vimos que los puestos fijos y los pasillos de ambulantes son una par de tendencias dominantes que no evidencian que los vendedores sean aptos para preservarse en el orden y la higiene. Imagínense todo lo que procede en torno a la basura acumulada y los restos de comida debido a los comedores y las barras de desayunos, etc., que dejan rastros y desperdicios por todos lados.
No hay modo de sublimar culturalmente nada de lo que ahí sucede, dado que lo que corresponde es reclamar a las autoridades municipales que sean socialmente más responsables al respecto.