Yucatán

Ojalá el INPLAM y el PMDUM tan sólo sirvieran para respaldar la revitalización de áreas urbanas abandonadas o a medio construir

Jorge A. Franco Cáceres

Los directores del INPLAM y PMDUM gustan de pretender ante los medios impresos y las redes sociales que conducen la planeación urbana-metropolitana de Mérida con maestría y excelencia. Sin embargo, ninguna de las dos instancias ha sido capaz de aportar alternativas para las revitalizaciones de las áreas urbanas que han sido abandonas o que permanecen a medio construir.

A pesar de las presunciones de desarrollo sostenible y crecimiento incluyente, el Ayuntamiento no procede ante constructores y propietarios para que hagan algo a favor de las casas abandonadas y las obras a medio construir. Pareciera que, independientemente de sus pretenciosos documentos oficiales, el presidente municipal y los regidores emeritenses prefirieran sumar polígonos baldíos al espacio citadino, en vez de propiciar revitalizaciones urbanas.

Se habla de que no hay recurso público ni financiamiento privado para iniciar revitalizaciones en áreas consideradas estratégicas, y menos en zonas que no lo son para los intereses comerciales y los negocios inmobiliarios. Puede ser que esto sea cierto para el caso del Ayuntamiento, pero siembra muchas dudas que no se vea que ahí alguien sabe qué hacer al respecto.

Cualquier paseo por las áreas urbanas o metropolitanas de Mérida, permite constatar casas abandonadas y obras a medio construir, pero también más polígonos baldíos que habían sido adquiridos con recursos públicos para proyectos de interés privado que han fracasado. Este es el caso de muchos predios que alguna vez fueron de interés comercial o industrial, pero ahora también sucede con otros que tuvieron vocación habitacional.

No hay disposiciones municipales sobre qué hacer con las casas abandonas, las obras a medio construir y menos sobre los polígonos baldíos en ningún área urbana de Mérida. Si bien se habla de que algunas unidades pueden ser revitalizadas por su ubicación, nunca se dice nada sobre su factibilidad y menos sobre su viabilidad.

Ni siquiera las necesidades sociales o las demandas mercantiles sirven a los tecnócratas municipales para perfilar soluciones acompasadas en el tiempo y el espacio, sea que estas resulten revitalizadoras o demoledoras en función de la calidad de las zonas urbanas. Hace rato que se espera un diagnóstico municipal de casas abandonadas y obras a medio construir, que sea de utilidad para una prospectiva revitalizadora de las áreas urbanas.

En pocas palabras, no han funcionado el IMPLAN y el PMDUM para alentar ninguna revitalización de áreas urbanas de la capital yucateca. Tampoco han servido para establecer controles administrativos y dominios legales que sean diques institucionales para contener los procesos de casas abandonadas y obras a medio construir.

La crisis de la planificación municipal sigue adelante, debido al aumento de los predios baldíos y nada indica que el Ayuntamiento haya entendido lo que le corresponde sobre las revitalizaciones urbanas.