SAN JOSE MONTECRISTO, Tizimín, Yuc., 22 de octubre.-Tres humildes hermanos indígenas ya no pudieron continuar con sus estudios, la pobreza y la marginación los obligó a tomar prácticamente las riendas de la familia y ahora innovan en el arte de la madera al elaborar lujosos muebles.
Mientras don José Concepción Hau Choc sale muy temprano a las tareas del campo, los hermanitos Pablo, Marcos y José, de 21, 19 y 17 años de edad, respectivamente, se disponen a trabajar con bejuco y madera fina tsalam diferentes tipos de muebles que posteriormente la mamá oferta Quintana Roo, pues el trabajo lo vale.
Pero además, indirectamente ayudan a las familias no sólo de la localidad, sino de otras comisarías cercanas, porque la madera que utilizan no es depredada fuera de las normas que marca la Ley, toda vez que se la compran a ejidatarios que tienen sus zonas arboladas y los permisos correspondientes, entonces, de esa manera contribuyen a la economía de los campesinos y sus esposas e hijos.
Primero, dice Pablo que hay que ir a recolectar el bejuco para poder armar un sillón colgable, pero hay que cortarlo verde para ponerlo a secar y que sea más resistente.
“Primero cortamos el bejuco que esté verde, después lo secamos, se enrolla y luego ya está listo para armar el sillón artesanal que lleva también tapiz de madera, se pinta y una vez que lo probamos que todo funcione bien, ya puede salir a la venta, pero también hacemos mesas, sillas, bancas y puertas. Todo es de madera fina tsalam y bancos para bar”.
La experiencia que han obtenido desde muy pequeños cuando su papá les enseñaba, ahora la ponen en práctica entre los tres y en un solo día cada quien termina ya sea una silla o un banco, bien pintadito para que sea atractivo del cliente.
“Nosotros desde que íbamos a la primaria mi papá ya nos enseñaba, le ayudábamos en lo que podíamos y ahora los tres, con mis hermanos Marcos y José nos encargamos de elaborar los quehaceres de los muebles, hacemos sillas rústicas, bancas para los jardines, mesas, bases para cama y closets. Todo lo relacionado con la madera aquí lo hacemos y de esa manera nos ganamos la vida, casi todo lo hacemos a mano, sólo en algunos casos nos apoyamos con herramienta”, agregó el mayor de los tres hermanos.
Estos jóvenes indígenas trabajan toda la semana y el producto la mamá lo oferta en Quintana Roo, que es donde se concentra el turismo que acude a la zona hotelera.
“Mi mamá atiende la venta, mi papá trabaja en el campo, pero tenemos otros tres hermanos que también elaboran muebles en Quintana Roo. Toda la familia nos dedicamos a este trabajo, es muy bonito y nos deja la satisfacción de que a la gente le gusta lo que hacemos”, señaló Pablo que acompañado de Marcos y José no dejaban de elaborar sus muebles.
(Texto y fotos José Luis Díaz Pérez)