Yucatán

Las víctimas de violencia de género… ¿Somos invisibles?

Ana María Ancona Teigell

“Las autoridades las hacen invisibles.

Los medios de comunicación y las

luchadoras sociales las hacen

visibles.”

Ana María Ancona T.

Desgraciadamente ¡SÍ! Es una de las tragedias de nuestro país, donde la mayoría de las mujeres víctimas de violencia, feminicidios, violaciones, se vuelven invisibles para nuestros gobiernos y autoridades. Y lo más grave de todo esto es que las que ocupan cargos medulares para impartir justicia y hacer justicia, ¡Son Mujeres!

Tal es el caso de Lesby Berlín Rivera Osorio, de 22 años, asesinada hace dos años en Ciudad Universitaria (CU). Al principio y como pasa en casi todos los casos de feminicidio, las autoridades dijeron que se trataba de un suicidio. ¡Imagínense! Primero te mueles a golpes y luego te enredas en el cable de una caseta telefónica y te ahorcas. ¡Inconcebible! Que las autoridades nos traten a los ciudadanos como verdaderos ignorantes, creyendo que no utilizamos la lógica y la razón para darnos cuenta que eso es ¡imposible!

Organizaciones Civiles, expertos contratados por la familia de Lesby y la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tuvieron que hacer sus propias investigaciones para aportar pruebas y peritajes que aseguraran una investigación efectiva y, lo más importante, que siempre se les olvida a las autoridades, con “Perspectiva de Género”. Lograron que se reclasificara el delito por feminicidio agravado (sólo lo condenaron a 20 años, cuando la pena máxima es de 50).

Criminalizan a la víctima porque ya no puede hablar. Que si su forma de vestir, de comportarse, su círculo de amigos, el alcohol, las drogas, utilizan lo que sea para desprestigiarla, la vuelven invisible para todos y, si no tienen una familia que luche por hacerles justicia, se suicidó y como la memoria de los mexicanos, aunque caiga mal decirlo, pero es una verdad, es de teflón, olvidan fácilmente y ¡nada pasó!

El juicio social se ejerció y se sigue ejerciendo hacia una mujer ya sin vida, sustentado en declaraciones subjetivas y etiquetas relacionadas a comportamientos antisociales y desviados.

¿Cómo hacemos visibles a las víctimas? Haciendo marchas con cruces que lleven su nombre, exhibir las fotos de las mujeres muertas o vivas que sufren cualquier tipo de violencia. Dar a conocer sus casos, animarlas a que dejen atrás el miedo y narren el infierno al que han estado sometidas a los medios de comunicación. Porque mientras las víctimas permanezcan en el anonimato son invisibles para la sociedad. Pero cuando salen a la luz pública se hacen visibles y el victimario ya no tiene el control total de sus vidas, pierde fuerza y poder.

Los periódicos cada día publican la muerte de una mujer a manos de su esposo, novio o pareja. Ellas ya no pueden hablar, pero nosotras sí y nuestras voces son las que las hacen visibles para todos. No importa si son del Sur, del Oriente de una comisaría o pueblo, si la conocemos o no. Es demostrarles a nuestros gobiernos que cada vez que hay una muerta, saldremos a la calle con su imagen a rendirle homenaje a una mujer y quizás madre que tenía todo el derecho a seguir viviendo. Sólo cuando entendamos esto y nos unamos más para hacerlas visibles, dejarán de estar en el olvido y dejaremos de creernos las mentiras de nuestra justicia.

Greta Martínez Corona necesita de nuestro apoyo, hay que volver a sacarla del anonimato y hacerla visible. Que sienta que no está sola y que hay muchas personas que la estamos apoyando y cuidando para que su victimario no acabe matándola.

No queremos volver a esconderla porque ella y su hijo no se lo merecen. Tienen todo el derecho a vivir una vida libre de violencia, no al castigo de estar encerrados en un refugio o una casa, aislados del mundo, eso no es sano ni para ella ni para su hijo. Mientras su verdugo, cobijado por la impunidad que le otorgan las autoridades, camina libre y feliz por las calles de nuestra ciudad.