Pilar Faller Menéndez
Una de las frases más comunes que escuchamos los mexicanos cuando interactuamos con extranjeros es la de “Tú no pareces mexicano”, probablemente porque se quedaron con la imagen que durante más de dos siglos nos identificó como ese personaje envuelto en un zarape y con un gran sombrero, tomando una siesta junto a un nopal, icono de una caricatura creada en los Estados Unidos, que llegó a estereotiparnos.
Esta caricatura llegó a contribuir a que fuéramos considerados como un pueblo holgazán, aunque paradójicamente, la caricatura tenía como objetivo rendir tributo a la clase trabajadora, en especial a los inmigrantes que llegaban a tierras estadounidenses, y que representaba el trabajo que los vencía hasta el cansancio, por lo que después de una siesta se levantaban para poder seguir trabajando.
Nada más lejos de una realidad que quiera representarse, esa figura muestra a una persona que con indiferencia prefiere dormir o cerrar los ojos ante la realidad, generalizando una vestimenta que muchos extranjeros han concebido como la que generalmente encontrarán al visitar nuestro país.
A pesar de que esta imagen e idea sobre el mexicano ha cambiado a cuentagotas, todavía en su ignorancia, muchos extranjeros siguen identificando a los mexicanos como gente perezosa, impuntual, corrupta, violenta y peligrosa, a la cual le gusta beber licor en cada una de sus festividades.
La percepción que tienen sobre nosotros los mexicanos sí importa, y pareciera mentira que siendo México uno de los diez países más visitados del mundo con una industria aeroespacial que crece un 20 por ciento al año, se nos vea como una nación en la que pueda dignificarse la riqueza de la gente y su gran capacidad para el trabajo. Es necesario proyectar que somos más de los problemas por los que pasamos, y la violencia que estamos viviendo a causa de la delincuencia organizada.
Esa figura que en Estados Unidos se han construido sobre nuestra imagen no es la pintura que queremos mostrar de nuestro país. El discurso de los norteamericanos no es de gran ayuda, aun cuando conocen los potenciales y la imagen de un mexicano común, por lo que deberían renovar su discurso, para no demostrar la ignorancia sobre su país vecino, que ha dejado atrás el letargo en el que muchos años se encontró y que el día de hoy lucha y construye un país, que aunque ciertamente sufre de carencias en varios lugares, ha logrado erigirse y contar con tecnología de punta, ha logrado, aunque le falte mucho, establecer sistemas de salud, educación, y un sector privado que compite con las primeras potencias mundiales.
¿Somos el país que queremos ser? Probablemente todavía no, pero los zarapes y los sombreros no forman parte de lo que constituyen nuestra imagen, y mucho menos somos esos personajes que estamos indiferentes ante la realidad tomando siesta y bebiendo licor. Si cuando la gente extranjera nos dice que no parecemos mexicanos, es probablemente porque no tiene idea de lo que es realmente uno.