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Yucatán

Una experiencia terrible y frontal con la miseria extrema hoy día

Conrado Roche Reyes

El llegar a ser parte de la gran legión de gente desamparada tiene como ultimo escalón después de ir cayendo a ese horrendo pozo negro o, peor aún, nacer así sin ninguna esperanza de redención. La pobreza extrema se refiere a aquellas situaciones carentes en las que muchas familias no pueden abastecer sus necesidades básicas o carecen de los recursos necesarios para una buena calidad de vida. Estas familias se encuentran en situaciones sumamente precarias donde incluso no tienen vivienda, alimentos, ropa, agua potable, en fin, ninguno de los recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas propias.

En el caso de la pobreza femenina, es decir, la vulnerabilidad de las mujeres a las condiciones precarias y privaciones. Esto se debe principalmente a la desigualdad social a la que nos enfrentamos y el discrimen social a que se enfrenta hoy en día la clase trabajadora ya que aún existe una clara preferencia por los hombres en el trabajo.

La pobreza generalizada se describe como tasa de bajos ingresos, insuficiencia de los recursos necesarios que trae consigo, hambre, mala alimentación, lo que conlleva a numerosas enfermedades, que a su vez acaba poco a poco con los hálitos de vida. Además se imposibilita el acceso a la educación y medios de trabajo.

Debido al poco apoyo económico, bajos ingresos y amplia necesidad de los recursos básicos para la sobrevivencia, muchas de las familias que se encuentran marginadas pertenecen a un nivel social mucho más bajo. De esta manera se reflejan las desigualdades sociales ya que las clases menos favorecidas no tienen el mismo trato ni oportunidad ante el trabajo, educación, entre otros…En las clases bajas existe una desigualdad que confieso ni yo mismo imaginaba y por una terrible y actual experiencia escribo estas letras. En especial entre los niños ya que éstos reciben un nivel de educación mucho más “pobre” e incluso muchos de ellos no tienen ese “privilegio” de poder estudiar.

Me atrevo a pergeñar estas palabras sobre la pobreza extrema ya que, como digo, en la cuestión alimenticia me he llevado una muy horrorosa sorpresa y pasaré a explicarles dicha dolorosa experiencia.

Hace unos días, por equis razón, tuve que acompañar a la joven del servicio doméstico de mi hija a su lugar de origen. Una pequeña ex hacienda, cuyo nombre no recuerdo y no muy lejana de Mérida con no más de cien habitantes. Un niño, primo de la muchacha, me invitó a su casa. Era la hora del almuerzo. Su mamá, una mestiza, madre soltera, con un raído hipil, sirvió la comida. Váyase usted de cabeza. Partió un huevo duro a la mitad y…eso fue todo. Es más, el chamaco me explicó que era día de agasajo ya que a diario solamente comía un puñado de maíz con sal mordiendo un chile habanero.

¡Esto sucedió hace unos días, en pleno siglo XXI! Y nosotros no nos fijamos o no queremos ver esa miseria. Así dejaron el país durante tantos años aquella partida de cínicos y ladrones que nos estuvieron robando durante ese tiempo.

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