Roldán Peniche Barrera
Yucatán Insólito
Antes de la publicación del siguiente anuncio, encender un fósforo en Yucatán en el siglo diecinueve constituía un peligro para cualquier persona, pues la chispa enseguida se volvía una llama que pegaba en su pecho quemándolo. Sólo los expertos se atrevían a hacerlo sin quemarse.
Pero veamos a continuación el anuncio de marras con todo el estilo característico de redacción de aquel hoy lejano siglo:
Fábrica de J. R. y Ca. Calle de dragones núm 8.- En esta fábrica se espenden por mayor y menor fósforos de inferior calidad en cada clase, a los equitativos precios que abajo se espresan; y en ella se hace toda clase de fósforos, sin excepción, a precios convencionales.
Precios: los de azufre, a cuatro cajitas, nueve por un real, y once reales la gruesa, haciéndose una rebaja si se toman de doce gruesas para arriba.
Fósforos sin azufre: cuatro cajitas por medio, quince reales la gruesa, catorce si se toman de a seis a diez y ocho gruesas, y de diez y ocho en adelante a trece y medio reales. Unos y otros están defendidos de la humedad por un barniz combustible, y los últimos no dañan al pecho como los comunes, ni despiden el más leve olor desagradable. Mérida, agosto 30 de 1864.
N.B.- Con el tiempo los fósforos yucatecos se hicieron más seguros y en el siglo XX estuvo de moda el “prenderrápido”, hoy desaparecido.
LAS CALAVERAS DEL 19
(Concluye)
Que todos se queden quietos,
ya todos están rodeados,
serán todos enterrados,
y tú también, Peña Nieto.
Por vivir en la cantina
y ser un grande ladrón,
a Felipe Calderón
ya lo enterró la Catrina.
En la corte ya no Mora,
quien fue juez en otrora,
su morada es ahora.
el cementerio La Aurora.
En España vacaciona,
el ilustre Peña Nieto,
la Calaca se ilusiona,
pa’ pronto hacerle su entierro.
Te fuiste Carlos Romero,
dirigente petrolero,
robaste mucho dinero,
muy pronto será tu encierro.
Acompañados del PAN,
los del PRI, muertos están.
Los enterró una Morena.
Sólo falta Yucatán.
Por ser López Obrador,
todo un buen enterrador,
a corruptos, por robar,
a todos los puso a “obrar”.
Alberto Loría Trejo