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No debemos olvidar que detrás de las estadísticas sobre la violencia que han sufrido las mujeres, existe una cara y un nombre

Pilar Faller Menéndez

La Organización para las Naciones Unidas (ONU), estableció el 25 de noviembre de 1999 el Día Mundial para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con el apoyo de más de 60 gobiernos. El objetivo que se persigue al establecer esta fecha ha sido que los gobiernos y la comunidad internacional lleven a cabo acciones concretas para erradicar la violencia contra la mujer, que dependiendo de cada país, son maltratadas en su hogar entre un 25 y un 75%.

En el año 2008, la ONU lanzó la campaña UNETE con la finalidad de generar mayor conciencia pública e incrementar la voluntad política así como los recursos asignados para prevenir, responder y sancionar la violencia contra las mujeres portando un listón naranja o alguna prenda de vestir de ese color los días 25 de cada mes.

En nuestro país miles de mujeres han salido a las calles con el fin de exigir un alto a la violencia en su contra, ya que cada día, en promedio, nueve son asesinadas, ocho de cada 10 se sienten inseguras y la mayoría ha sido agredida. Muchas mujeres en la Ciudad de México han manifestado la consigna “No me cuidan, me violan”, refiriéndose a los policías capitalinos.

Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de 2015 a la fecha, a nivel nacional suman ya 3,200 feminicidios. De enero a junio de 2019 se registraron 470 casos, a los que se deberían de sumar aquellos que no han sido denunciados. En los últimos cinco años, en la Ciudad de México han ocurrido 206 feminicidios en los primeros seis meses del presente año. Al menos 11 policías capitalinos han sido acusados de agresión sexual.

En la actualidad, Veracruz es el estado más peligroso para las mujeres ya que ha registrado 104 víctimas de feminicidio de enero a junio de 2019, seguido por el Estado de México con 42 casos. En este mismo período, 292 mujeres fueron víctimas de abuso sexual en la Ciudad de México. Cuatro de las denuncias fueron por violación tumultuaria.

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública (Evipe) señala que de 2013 a 2018, la sensación de inseguridad de las mujeres ha pasado del 74.7% al 82.1%, tanto en lugares públicos como privados: cajero automático en vía pública 97.4%, transporte público 74.2%, en la calle 72.9%, en las carreteras 69.5%, en los parques 62.1%, en sus automóviles 48.9%, en la escuela 39.2%, en el trabajo 36.2% y en sus hogares 26.7%.

Continuando con las cifras, que parecen ser más ilustrativas ante una violencia de género que no cesa, es necesario saber que las mujeres son las principales víctimas de los delitos sexuales. En 2017 la tasa de este delito fue de 2,733 por cada 100 mil mujeres, cifra que aumentó con referencia al año anterior cuya tasa registrada fue de 1,764 según datos del INEGI.

La severidad de violencia que ejercen las parejas, esposos, ex esposos o ex novios contra las mujeres en México es alarmante, ya que se da en el 64% de los casos, por lo que podemos afirmar que más de la mitad de las mujeres que se encuentran en una relación sufren violencia, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares.

El 19.4% de mujeres de 15 años ha sufrido por parte de sus parejas agresiones de un daño físico mayor, que va desde empujones o jalones, hasta patadas, intentos de asfixia, estrangulamiento, agresiones con armas de fuego así como abusos sexuales.

A pesar de que la violencia contra la mujer se da en todo el país, hay entidades donde se registran más casos, como en el Estado de México donde la violencia emocional, económica, física y sexual por parte de su pareja es del 53.3%, seguido por la Ciudad de México con el 52.6% y Aguascalientes con el 49.8%.

Los datos que provee el INEGI fue que en 2016 cada mujer que sufrió violencia doméstica, perdió un promedio de 29.7 días de trabajo remunerado. Siendo que muchas mujeres son el principal sustento del hogar, y si estos datos fueran más actuales sin duda alguna, crecerían exponencialmente.

Por su parte, Amnistía Internacional entrevistó a 100 mujeres que fueron detenidas, de las cuales 33 denunciaron haber sido violadas durante el arresto, principalmente por parte de la Marina, Policía Municipal y policías estatales. El 72% dijo haber sufrido de manoseo.

En el caso de las mujeres lesbianas, transgénero y bisexuales, éstas corren un peligro mayor al momento de ser detenidas ya que son consideradas mujeres cuyos cuerpos no se adaptan a las normas establecidas de feminidad, consideró esta organización.

En definitiva, las cifras son frías, porque no tienen cara, pero es necesario tomar conciencia de cuán persistentes y devastadoras son las violaciones de los derechos humanos de las mujeres y niñas que sufren de violencia en una sociedad que a duras penas sanciona a los perpetradores, así como el silencio, la vergüenza y la estigmatización que sufren las víctimas.

Para que no exista ninguna duda sobre la violencia hacia una mujer, la Declaración de la violencia contra la mujer que emitió la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vía pública como en la vida privada”.

La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. Lo que es más, la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar que nadie se quede atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.

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