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Yucatán

Bendice Nuestra Señora de Yucatán a todo el pueblo

En el marco del 21 aniversario de su coronación como Nuestra Señora de Yucatán, María Inmaculada bendijo ayer a todo el pueblo durante una nutrida procesión que rodeó la Plaza Principal.

La sagrada imagen, con un peso total –incluida su base– de 500 kilos, fue llevada en hombros por los internos del Albergue Cottolengo que, como cada año, se hicieron presentes para agradecerle y pedirle su ayuda e intercesión ante su hijo Jesucristo.

Delante de los fieles, junto con otros miembros del clero, iba el Arzobispo Gustavo Rodríguez Vega, quien previamente ofició en honor de la Virgen una misa en la Santa Iglesia Catedral, en la que recordó especialmente que el profeta Daniel le habló al rey Nabucodonosor diciéndole que “su reino ha sido contado, ha sido medido, y será dividido porque al pesarlo, al contarlo, no da el ancho. No es un gobierno conforme a la voluntad de Dios y por eso está medido, está contado, y se anuncia: será dividido, porque el Señor de la historia conoce el pasado y el futuro, pero lo vive en un eterno presente”.

En otra parte de su homilía, llamó a la paz y al no enfrentamiento social al mencionar que “aunque hay grupos muy adversos a la Iglesia, hermanos, no paguemos con la misma moneda. Reconozcamos que ellos, quienes nos odian, también son hijos de Dios. Reconozcamos que ellos podrían cambiarse, podrían convertirse y tomar la causa de Dios”.

También recalcó que “en nuestro camino el Señor está con nosotros, y María como buena Madre nuestra camina a nuestro lado acompañándonos, alentándonos en nuestros trabajos, en nuestras penas, y en todo lo que tengamos que luchar para llevar adelante una digna vida cristiana”.

Presencia del Gobernador

Al inicio, el Arzobispo señaló:

–Destacamos la presencia del señor Gobernador Mauricio Vila, de la Secretaria General de Gobierno, María Fritz Sierra, y del representante del alcalde de Mérida, Ricardo Cebada Ricalde, subsecretario de Gobernación del Ayuntamiento de Mérida, así como de Hugo Lozano Poveda, subsecretario de Asuntos Religiosos y de otras autoridades civiles que nos acompañan, para encomendarlos a ellos en la importantísima tarea que tienen al frente de nuestro pueblo. Y también encomendamos a todos y cada uno de ustedes en esta celebración del 21 aniversario de la coronación de Nuestra Señora de Yucatán, María Inmaculada, cuya fiesta universal celebramos el 8 de diciembre. Hoy con gozo celebramos esa fiesta particular. Otros celebran en este día la Medalla Milagrosa. Nosotros recordamos la coronación de la Santísima Virgen aquí en Mérida.

En esta parte, el Arzobispo hizo una añoranza:

–Cómo me gusta recibir a la Banda de Guerra, que me recuerda también mis años de secundaria cuando entraba tocando en la Banda de Guerra mi tambor allá en Monterrey en la Iglesia de Guadalupe, el Santuario de Guadalupe, en aquellos años ya remotos.

Y agregó:

–El rey Nabucodonosor, más o menos en el año 600 antes de Cristo, invadió Jerusalén. Destruyó el templo, destruyó Jerusalén, y se llevó cautivo a una gran parte del pueblo. La Palabra de Dios se hace historia. No son cuentos, en la Sagrada Escritura aparece la historia que se puede cotejar con la historia universal. Cuando pasó el rey Nabucodonosor, el rey Baltasar, a quien se refiere la primera lectura, celebraba un banquete, pero también con sus concubinas. Era un banquete muy alegre, pero poco familiar y poco recto.

Manda traer las copas, los vasos sagrados que habían extraído del templo de Jerusalén y ahí se ponen a beber. El Señor de la Historia quiere dar una muestra de su poder, de su autoridad, del grave pecado que estaban cometiendo, y por eso manda que aparezca una mano escribiendo sobre la pared unas palabras que dicen: Contado, pesado, dividido. El pasaje está recortado, es más largo. Allá habla también de todos los adivinos que mandó el rey que le trajeran para que le interpretaran aquellas cosas, pero ninguno pudo interpretarlas. Le recomiendan a Daniel, un joven judío que habían traído cautivo. Era uno de los esclavos, para que él lo interprete.

Y el rey le ofrece muchos regalos para que le haga la interpretación. El joven, valiente, le dice: quédate con tus regalos. Yo te voy a dar esta interpretación: el Señor te la envía.

Contado, medido y dividido

El anuncio que le hacen es que su reino va a ser entregado a los persas. Eso se cumplió: durante un tiempo extendieron su imperio hasta Judá. Y después vinieron los griegos y extendieron su imperio hasta Judá, y después vinieron los romanos y también extendieron su imperio, pero fue bajo el imperio de Roma cuando nació nuestro Salvador. Historia, pero Palabra que se hace historia, Palabra que ilumina la historia. Un Dios que se hace sentir en la historia para los que creen en Él, para los que confían en Él.

En el Evangelio tenemos la continuación de un pasaje, donde Jesús ha anunciado que de aquel templo glorioso que ven de Jerusalén no quedará piedra sobre piedra. Y le preguntan: ¿Cuándo, Señor?

Y Jesús da varias señales de guerra, de cataclismo y finalmente de persecución para los discípulos. Muerte para los discípulos. Eso está anunciado desde los discípulos, y se sigue cumpliendo hasta nuestros días. Los cristianos siempre hemos sido perseguidos. En forma violenta ha habido graves persecuciones en Medio Oriente, en países lejanos a nosotros. Pero más recientemente, en días pasados, la Iglesia ha sido perseguida violentamente en Sudamérica y en varios países. Eso es muy lamentable.

No pagar con la misma moneda

Nosotros no sufrimos persecución violenta hasta ahora, gracias a Dios. Aunque hay grupos muy adversos a la Iglesia, hermanos, no paguemos con la misma moneda. Ha habido personas, de eso cuenta la película que estuvo de moda hace unos días apenas: “Inesperado”, de una mujer proabortista que estando en una sala donde se practicaba el aborto se dio cuenta de cómo era de violento, y ahí mismo se transforma y cambió, y fue totalmente y es todavía una activista contra el aborto. Así es que las personas que veamos más enemigas de la vida, de la vida de los no nacidos, de la vida terminal, de la vida matrimonial, de la vida familiar, pueden también cambiar de vida, pueden cambiar de pensamiento. Pidamos al Señor para que sepamos conducirnos como una luz en medio de las tinieblas. Para que con respeto, pero a la vez con firmeza, con seguridad, nos pongamos del lado del Evangelio de la vida, y sepamos defender lo que nos corresponde defender, pero sabiendo que estamos siempre en esa condición de persecución que el Señor anunció. Son los últimos días del año litúrgico, por eso las lecturas tienen un tono apocalíptico que habla sobre el final, pero al final encontraremos al Señor y a María a su lado, y en nuestro camino el Señor está con nosotros, y María como buena Madre nuestra, camina a nuestro lado acompañándonos, alentándonos en nuestros trabajos, en nuestras penas, y en todo lo que tengamos que luchar para llevar adelante una digna vida cristiana.

Hay que comentar que el padre Kemp estuvo dirigiendo a los “cottolengos” y que los fieles aplaudieron la salida en procesión de la Virgen, mientras en el atrio reventaban las tradicionales hiladas de petardos.

Durante la procesión, el señor Arzobispo estuvo acompañado por el padre rector de la Catedral, Justo Ceballos Uc, y el diácono Alberto Buenfil, además de todos los fieles que los seguían con banderitas azules y cantando canciones religiosas. Por su parte, las religiosas Nelly Ríos Ruiz y Guadalupe, de la Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, se encargaron de regalar a todos los asistentes una medalla milagrosa.

(Roberto López Méndez)

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